El pequeño pero mágico mundo de los niños en prisión
MORELIA, Mich., 29 de abril de 2011.- En medio de mallas y enrejados, detrás de los enormes muros de ladrillo y cemento del Cereso Mil Cumbres, en medio de la enérgica vigilancia de los custodios de negro, existe un pequeño mundo mágico impensable.Es el mundo de los niños, la estancia infantil del reclusorio en la cual 12 pequeños, entre los dos y los cuatro años, hijas e hijos de igual número de reclusas son atendidos y educados por tres trabajadoras sociales que cuentan con la colaboración de las propias madres.Hoy, con un día de anticipación fue celebrado el Día del Niño en el interior del Cereso Mil Cumbres.Las mamás internas cambiaron sus indumentarias de rutina por antifaces de sapo, maquillajes de oso, y faldas coloridas de papel crepé, para deleitar a sus hijos en un pequeño pero significativo ‘festivalito’, promovido por la Comisión Estatal de Derechos Humanos en colaboración con las autoridades penitenciarias del estado.Diana carga con el pequeño Omar de tres años, tras haber bailado el “baile de la ranita”. Su cara luce una inusual sonrisa. Encarcelada por un delito federal, Diana acepta que este día es único, más que para su hijo, para ella misma. “Son de los pocos momentos que uno tiene aquí adentro de alegría, que nos e comparan con nada”.Lucy, quien lleva a la sonriente Sahori de dos años en brazos, afirma: “es una alegría para nosotras como mamás tener la oportunidad de mostrarles a nuestros hijos un cachito del amor que les tenemos”, al tiempo que comparte: “estoy preparada para que cuando salgamos de aquí, llevemos una vida mucho mejor. Aquí se reflexionan y se aprenden muchas cosas”.Por su parte la diputada local Guadalupe Calderón, también presente en la convivencia, informó que se estudiará la posibilidad de reformar las leyes carcelarias para aumentar la estancia infantil permitida hasta los 6 años, en lugar de los 4 años, acto que señaló, será consultada con las propias madres reclusas, de los ceresos de Uruapan y Morelia, únicos en el estado que cuentan con estancia infantil.“Ellos (los niños) son muy felices aquí, en esta área, tanto así que llegan corriendo y cuando vienen sus mamás por ellos para llevarlos a dormir, no se quieren ir. Tienen todo lo que necesitan incluyendo sus tres comidas los 365 días del año”, platicó la encargada de la estancia, la trabajadora social Teresita de Jesús Severino.En tanto, Omar, Javier y Luisito, de los más grandecitos del grupo, quienes han dado sus primeros pasos por el pequeño jardín de la estancia, se aprestan a jugar con los regalos hechos por mamá: cojincitos y caballitos de palo rellenos de peluche, felices en su mundo.