Visiones y percepciones/Etelberto Cruz Loeza
Con toda la información difundida – y la no difundida -, por estos días de guardar, sobre los casos de los gobernadores y ex gobernadores estigmatizados como corruptos,no de pendejos y sídefraudadores y, además, hasta el momento, impunes – sin citar nombres, que no vienen al caso porque ¿para qué?, si TODOS de una forma u otra abusan del ejercicio, uso y disfrute del poder, pues en sí, y que, por eso de los usos y de costumbres, decían “ya superadas”,reunidas en su persona los tres poderes-virtudes (como la Divina Providencia) teologales, es apropiado presentar algunas reflexiones.
Se sabe que los partidos políticos son el medio para que los ciudadanos accedan al poder político, vía electoral, para representar el poder que el pueblo les entrega-deposita por medio del voto y, esos organismos, con o sin la consideración del distanciamiento entre ellos y la sociedad que dicen representar, con la consecuente falta de representatividad-capilaridad social, tiene y son el monopolio del ingreso al poder.
Los partidos lo saben y usufructúan esa monopólica e envidiable posición de calidad. Y ésa es una razón por la cual nuestra política, y nuestra realidad social, están como están.
En este momento, fin de octubre, inicio de noviembre de 2016 -ninguno de los principales partidos políticos nacionales con potenciales y reales posibilidades de ganar posiciones representativas de poder en los H. congresos locales y las titularidades del poder Ejecutivo estatales, está libre de manchas, inmaculado.
Todos, como lo afirma y sostiene la sentencia-imagen bíblicas (y como lo afirmó Enrique Peña Nieto, en el fondo), no están libres de culpa y aunque lanzan la primera piedra, esconden la mano, pero saben que viven en casa de cristal.
Entiendo que todos los partidos políticos - nacionales y locales – cuando proponen -designan a cada uno de sus candidatos a los diferentes puestos de representación política – locales y estatales en sus diferentes niveles de gobierno -, toman en cuenta, fundamentalmente sus intereses políticos de poder - y en los diferentes círculos de toma de decisiones se preguntan ¿Esta persona me ofrece seguridades de retener, recuperar-acrecentar el poder o es mayoritario el riesgo de perder el poder que tengo?. Lógica, pragmática y utilitaristamente, desde la óptica de poder, toman al Gran Decisión.
Salvo muy contadas excepciones – Guerrero y Morelos - , considero que los partidos políticos NO seleccionan-designen a protagonistas políticos sabiendo que son-están sucios, corruptos, nefastos, opacos, manchados por la sombra o de la certeza o de la sospecha o/y ineficientes.
En ese momento, es el mejor hombre y los partidos no se equivocan, en la inmensa mayoría de los casos.
Son las personas las que se equivocan y aparte de equivocados olvidadizos: el Poder ofrece las cualidades de usar, disfrutar y abusar, mas también de que es finito y el Poder se cobra por ejercerlo.
En el caso del ahora exgobernador de Veracruz, como ejemplo, nadie sabía que él haría lo que se dice q que maquinó para hacer.
Y en la boleta no se le presentaron al ciudadano-elector las opciones siguientes:
¿Un defraudador?
¿Un corrupto?
¿Un delincuente?
¿Un ineficiente?
¿Un miembro de la delincuencia organizada?
¿Uno vinculado con el narcotráfico?
¿Un honesto, eficiente y responsable aspirante a servidor-representante público observador de la Moral republicana, de la moral política, el cumplimiento de la ley?
Si así fuera, la opción sería muy fácil.
No defiendo a los partidos políticos, pero sostengo que es el hombre-mujer el que no es congruente con las circunstancias.
Que la concentración del poder – que los usos y costumbres conservan por conveniencia del momento y de sus cercanos – hacen que el Hombre del momento, pierda la visión-percepción y, con ello el pis, la realidad.
Las concejas populares y políticas contienen varias máximas, entre ellas éstas:
¿Quieres perder un hombre? Dale poder
¡El poder marea a los pendejos!
Y esos usos y costumbres posibilitan que los otros dos poderes republicanos y federales no sean contrapesos y equilibrios del ejercicio del poder Ejecutivo.
Este caso es una muestra clara y rotunda del no ejercicio de las funciones recíprocas de los tres poderes Federales y republicanos (y docilidad de las cabezas de sector de la administración respectiva que aceptan la indicación superior y no cumplen el mandato constitucional de cumplir la ley y la Constitución) y permiten que el Ejecutivo haga y deshaga a su leal y total entender y desear.
Todos los miembros de los tres poderes republicanos están obligados a ser garantes del cumplimiento de la ley, de la moral pública: el respeto a la ley para construir, consolidar el Estado de derecho que favorecerá una mejor convivencia social.