El odio: ofensiva y contraofensiva/Gerardo Herrera
El diccionario “El Mundo en español”, precisa que el odio es un “sentimiento de aversión y rechazo, muy intenso e incontrolable, hacia algo o alguien”. Así, el odio es perverso por dos vías, porque desea el mal y porque, marca una aversión incontrolable.
Los odios son milenarios, y nos han acompañado en la historia de la humanidad; veamos, los dirigidos en contra de los judíos, el Holocausto; las mujeres, considerados seres sin razón desde la Política de Aristóteles; los homosexuales al ser considerados sodomitas son excluidos por el Cristianismo; las minorías religiosas, también son excluidas de las hegemónicas, como es el caso de los Testigos de Jehová.
El odiocuando se revisa a la luz del etnocentrismo cultural, permite observar que quienes expresan el discurso de odioconsideran positivamente las cualidades del endogrupo (los grupos sociales que se asumen como poseedores de la verdad absoluta) y, por el contrario, se evalúa negativamente las características del exogrupo (de quienes ponen en contradicción sus posicionamientos ideológico-dogmático), quien está sometido generalmente a procesos de estereotipo, pero también de prejuicios y estigmas (indígenas, homosexuales, mujeres, adultos mayores, minorías religiosas, nuevas identidades. En algunos casos se acompaña la discriminación (prejuicio, estigma y estereotipo) y el odio.
El odio así, nuevamente se volvió a activar hace apenas un mes, cuando el Presidente Peña Nieto suscribió el 17 de mayo de 2016 propuestas de reforma constitucional para el beneficio del colectivo homosexual de México; desde ese día se reforzó la intentona de grupos conservadores y poderes fácticos de no permitir que esta reforma del Presidente Peña pase y se ha mantenido una denostación mediática contra el derecho a contraer matrimonio y adopción por parte de parejas del mismo sexo.
Por otro lado, las reformas fueron tan cercanas a las elecciones locales de 12 entidades federativas donde perdió el partido del Presidente Peña Nieto; que de inmediato y para desviar la verdadera razón de la impunidad y corrupción que se vive por quienes gobiernan, salieron actores políticos a denunciar que era el efecto de las reformas propuestas de matrimonio igualitario del Presidente Peña.
En este sentido legisladores, como la senadora Lilia Morodio, de Chihuahua, quien ha expresado que con respecto al matrimonio igualitario y la adopción “…. estos temas que no estaban en la agenda, pues tiene primero que haber un debate en el interior, tiene que haber primero un debate en el partido para después poder enfrentar estos temas, dependiendo del consenso que existe”; algunos de las y los legisladores continúan pensando en debates, los derechos humanos no se debaten, se protegen y de resguardan.
Hemos visto en las últimas semanas discursos cargados de prejuicios y sin evidencia científica explicando desde lo anormal y antinatural del matrimonio, hasta las tuercas y tornillos en una analogía simple que es perniciosa y devasta la dignidad humana a enseres de ferretería, pero igualmente cosifica al ser humano.
Pero no solo eso, porque incluso en esa visión, un hombre, un macho, tiene un tornillo y también tiene en su cuerpo una tuerca, al parecer no se conoce bien la anatomía del hombre, con lo que el sexo entre iguales a la vez que es complementario.
Denunciar el odio de los actores políticos y sociales ante el CONAPRED o bien hacerlo mediante querellas ante el ministerio público, requiere de acciones organizadas desde los grupos que formalizan la llamada diversidad sexual; aunque cada colectivo ejerce acciones mediáticas y de incidencia política, la asimetría entre los grupos fácticos y los grupos organizados de la diversidad sexual es profunda y en ocasiones irreconciliable frente a un tema tabú, más que científico.
Igualmente las iglesias que integran el Consejo Ecuménico de México emitieron un comunicado conjunto en el que defendieron que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, por lo que defenderán este concepto, pues lo contrario sólo genera confusión.
En estos asuntos de generación de odio por parte de iglesias, debe la Secretaria de Gobernación instrumentar los diálogos y las acciones que la ley le mandata, igualmente en los gobiernos locales, las secretarias de gobierno tendrían que hacer lo propio. El punto es que vivimos en un Estado Láico, en un Estado de Derecho que respeta la laicidad. Pese a que grupos organizados de la Diversidad Sexual han venido denunciando desde el 2010, 2011, 2013 y 2015 ante la SEGOB, la intromisión de la iglesia en asuntos de política y a favor de promover la discriminación de los integrantes de la diversidad sexual, sin resultados objetivizados.
Por otro lado miembros del gabinete del Presidente Peña han salido a ofrecer la posición oficial del Gobierno Federal, tal es el caso de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. Sedatu, cuya titular, la Lic. Rosario Robles, afirmó que la propuesta sobre matrimonio igualitario no es un tema religioso, sino un debate en el seno del Congreso.“las iglesias pueden tener sus posturas, pero aquí estamos hablando de un contrato civil que legisla o que regula un Estado que es laico”, y arremetió con la iglesia expresando que “Lo que sí es un hecho, y los Tribunales Electorales deben de investigar, es la intromisión abierta de algunos miembros de la Iglesia católica; el invitar a no votar por un partido político, por cualquiera que sea la razón, está prohibido”.
El asunto va más allá de la denuncia o presentación de quejas, requiere de ir creando o desarrollando la conciencia social, que es un tema mucho más complejo y comprometido; requerimos sí de los valores de la igualdad, libertad, tolerancia y respecto a la dignidad humana, de principios básicos como el respeto a los derechos humanos, la cultura de la igualdad y no discriminación, la equidad con perspectiva de género, pero requerimos igualmente las virtudes sociales, la fe y esperanza de construir un espacio público de respeto a la interculturalidad, pero sobre todo la templanza, dejar de expresar discurso de odio que excluye, denosta y violenta derechos humanos, por un discurso de inclusión, respeto, tolerancia donde en democracia podemos acomodarnos.
Aún no se logra un equilibrio entre la ofensiva y contraofensiva del matrimonio igualitario y la adopción.