La revolución necesaria del nuevo siglo/Eusebio Pacheco Castro
Nos encontramos a 106 años de la guerra conocida como la Revolución Mexicana, una guerra que ha marcado el destino de los mexicanos así como lo hizo la Independencia de México, y que así como Denise Dresser lo comenta, es una de las heridas que tenemos como nación, esto debido a que se da dentro de un estado que aunque tenía buenas estadísticas en cuanto la economía y el progreso, no tenía una buena repartición de la riqueza.
Si pensamos en las situaciones que han detonado las guerras dentro de nuestro país encontraremos, evidentemente, que esto se da debido al descontento social con la clase política y empresarial, sectores que son señalados por solo buscar su bien propio sin importar las carencias e injusticias que pueden darse con clases sociales distintas a las de ellos.
A partir de eso nos damos cuenta, que aunque hayan mejorado las condiciones, seguimos viviendo en un panorama similar, donde la repartición de la riqueza es desproporcionada y donde los políticos, en su mayoría, velan más por intereses propios que por intereses de sus gobernados.
Tenemos heridas que no han podido sanar, sino lo contrario, se hacen cada vez más profundas y que siguen retando nuestro intelecto, nuestra lógica e incluso nuestra valentía como seres humanos y como nación, donde nadie está fuera de crítica, ya que así como los políticos, los grandes empresarios y toda esa clase adinerada y poderosa que tanto criticamos no son tan distintos a nosotros, ya que cada uno lucha por su bienestar y en diversas ocasiones cada quien rompe las reglas y la moral para encontrarse con beneficios exclusivos.
El momento en que seamos una sociedad justa y que avancemos de la mano hacia un progreso económico, moral e intelectual se ve lejano; los problemas cotidianos con los que vivimos nos absorben y no nos dan tiempo para pensar en si estamos envueltos en el sistema y somos felices teniendo la rutina diaria, una rutina repleta de injusticias, de problemas de inseguridad, de problemas económicos en los cuales, aparentemente, poco podemos hacer, ya que las elites del poder y las empresas ahora con la justificación de la globalización, nos absorben y explotan aún mejor que cuando éramos esclavos o no tenías derecho a opinar. Ahora vivimos en una actualidad donde aceptamos nuestras condiciones y nos convencemos que no podemos progresar.
Deja en claro que organizarnos para una guerra no ha dado los frutos esperados, ya sea por el poder que corrompe a los líderes, o cualquier otro aspecto económico que logra que no se busque el bien común. Es necesario encontrar otras maneras de manifestarnos y hacer valer el poder como sociedad, debemos encontrar una manera de enderezar el camino de la política y de las empresas; una nueva manera de vernos no solo como nación sino como un continente y un mismo mundo, donde se encuentren relaciones cercanas de trabajo, de política y sobre todo de amistad.
La Revolución Mexicana dejo frutos, una democracia y un nacimiento de los partidos políticos modernos, donde actualmente ninguno se salva de errores y de críticas, pero donde estamos en tiempo de cambiar esto y de hacer una política que se preocupe por el bienestar social, el medio ambiente y progreso no solo económico sino en lo humano.