Itinerario político/Ricardo Aleman
Las lágrimas de “Cuau”
En la naturaleza el llanto aparece en distintas especies. Una de ellas es la milenaria tortuga que, durante el desove en tierra firme, deja ver un llanto estremecedor.
A su vez, la voz popular dio forma al refranero que alude a otro reptil, el cocodrilo, cuyas lágrimas aparecen cuando ataca a sus víctimas. Por eso las llamadas “lágrimas de cocodrilo”, en alusión al aparente llanto por el dolor ajeno cuando, en realidad, el llanto es por placer propio.
En política el llanto aparece de tanto en tanto. Son memorables –por ejemplo-, las lágrimas de José López Portillo, presidente mexicano que arrancó su gestión con un esperanzador “perdón a los desposeídos, por no acertar a sacarlos de su postración” y terminó bañado en llanto porque –dijo--, no logró la prometida defensa del peso “como un perro”.
En el mundo, tampoco es nuevo el llanto de presidentes y dictadores, como es el caso de Hugo Chávez, quién lloró cuando anunció de manera pública a los venezolanos que ni los médicos cubanos habían podido curar un cáncer terminal que, al final, lo llevó a la muerte.
En distintos momentos, el presidente de Brasil, Lula, rompió en llanto; cuando descubrieron que su gobierno era corrupto, luego cuando prometió la honestidad valiente y, al final, cuando dijo que era un perseguido político. También lloró Cristina Fernández, presidenta de Argentina, cuando debió dejar el poder.
Y viene a cuento el tema, por el llanto inconsolable de otro presidente, en este caso el modesto presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, el ex futbolista que rompió en llanto en repetidas ocasiones durante una muy deficiente lectura de su primer informe de gobierno.
Por supuesto que no se pretende comparar al “Cuau” con otros llorones del poder, sean mexicanos o extranjeros.
No, en realidad el ejercicio memorioso vale porque la mayoría de los hombres del poder que han llorado de manera pública, parecen hacerlo por un acto reflejo de vergüenza pública, luego que dejaron destruidos sus respectivos paises.
¿Recuerdan, por ejemplo, el caos en que terminó el gobierno de López Portillo? Resultó en uno de los grandes fracasos del PRI hegemónico. ¿Qué es hoy la Venezuela de Chávez, dictador al que siguió el sátrapa Maduro? Venezuela es el mayor fracaso del socialismo exportado por Cuba.
¿En qué terminó “el milagro” Brasileño de Lula? En la peor crisis brasileña a causa de la corrupción. ¿Y qué decir de la señora Cristina Fernández?
El “llanto de la tortuga” –como motejaron en redes las lágrimas de “Cuau”--, es el mayor fracaso de candidatos independientes y candidaturas de famosos. El bravucón ex futbolista sabe mucho de llanto, pero nada de gobernar. Cuernavaca ya es un caos y su gobierno una gestión fallida.
Al tiempo.
FELICIDADES A TODOS. AQUÍ NOS LEEMOS EL PROXIMO DOMINGO.