Trasfondo de la guerra contra Egipto/Ana Brasilia Espino Sandoval
Los ataques de Estados Unidos; Francia e Inglaterra a Libia que fueron aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU, son el resultado de un anticipado anuncio hecho por funcionarios del gobierno estadounidense a finales del mes de febrero de este año.Recordemos que Libia atraviesa por una crisis interna que ha dividido no sólo al gobierno sino a la población misma que se ha entregado, por una parte a apoyar el régimen de Gadafi, y otra a tratar de derrocarlo tras cuarenta años de gobierno. Esta crisis es resultante de la ola de libertad que ha recorrido en los últimos meses al mundo árabe pero que con toda seguridad en ninguno de esos países hizo tanta crisis como en Libia.Los intereses comerciales del mundo occidental en ese país árabe están mas que claros: el control y aseguramiento de los recursos petroleros que posee, con independencia de que el gobierno local los administre, pues de lo que se trata a final de cuentas es que terminen en el destino y uso que los norteamericanos desean.En los países en los que ha habido conflicto (Tunez, Egipto e incluso Libia) el tema es recurrente: gobiernos sustentados en ideas religiosas y perpetración del poder público por parte de los gobernantes, quienes se habían convertido en dictadores reales.Mas allá de si en esos regímenes ha existido violación generalizada de los derechos humanos, lo cierto es que el bloque occidental encabezado por los Estados Unidos ha encontrado el pretexto ideal en el aparente régimen antidemocrático de esos países, para introducir elementos de ingobernabilidad y la salida de los respectivos gobernantes.Estados Unidos, convertido en el garante de la democracia universal y la vigencia de los derechos humanos es, por tal motivo, la punta de lanza internacional para intervenir en cualquier forma en países que presentan elementos contrarios a sus intereses, que nada tienen que ver con democracia ni libertades, sino cuestiones estrictamente económicas.Hace apenas algunos años esos líderes hoy derrocados o que han dimitido eran aliados incondicionales y socios de los norteamericanos, que recibían de éstos toda clase de ayuda y cooperación para fortalecer la industria petrolera.Hoy que ese estado de cosas ya no conviene, los vecinos del norte sin ninguna reticencia se dan la vuelta y abandonan a sus aliados, alimentando la sed de libertad de sus opositores, quizá financiándolos y hasta armándolos para que se conviertan en los representantes de la liberación nacional.Obama, el Presidente que se creía diferente no sólo por su color de piel, sino por la forma en que presentó su ideario al final del día no es distinto a ninguno de sus predecesores. Sigue siendo un real norteamericano, defensor de los intereses de sus connacionales.Por otra parte, el año entrante hay elecciones para elegir o reelegir presidente de los EUA, razón por la cual, Obama, como todos los que han estado antes que él, está buscando en el exterior, concretamente en lo que está aconteciendo en el medio oriente, los elementos que lo fortalezcan políticamente al interior y mejorar la imagen y popularidad que ha perdido, para llegar lo mas fuerte posible a la reelección. Finalmente, el discurso de los derechos humanos es tan noble que nadie puede estar en desacuerdo con el. La democratización y libertad de los pueblos también es un tema blanco que no permite contradicción. Lamentablemente son, en este caso, sólo escaparates para justificar una intervención en una parte del mundo que tiene una visión particular del poder y los derechos.Si Estados Unidos y sus amigos lograr imponer esta visión de los derechos humanos sólo quedará en el mundo la parte del medio oriente que tampoco comparte a plenitud esta idea, por lo que no sería remoto, en el corto plazo, ver a Estados Unidos introduciendo sus buenos oficios en países como China para universalizar el tema de los derechos humanos y la vigencia de la democracia universal, al estilo americano.