Comentario a Tiempo/Teodoro Rentería Arróyave
De emoción en emoción fue el periplo que realizamos en Mexicali, Baja California en el marco de las jornadas periodísticas de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, y que se prolongan a nuestro regreso, al más que leer, disfrutar las sendas presentaciones de nuestro más reciente libro.Ya dijimos que por la falta de palabra que a menudo tienen las aeronaves, llegamos tarde, cuando ya se habían escuchada las ambles e inmerecidas intervenciones, como la de la distinguida colega y singular amiga, Aglae Margalli quien se refirió a un aspecto que a veces se olvida, la profesión de ser, ser mujer o ser hombre. También entre comillas resumo las palabras de Aglae.“Descendiente de hombres comprometidos en la defensa de las causas sociales y de intelectuales reconocidos como el poeta Fernando Celada Miranda, don Teodoro Rentería Arróyave, periodista de vasta trayectoria nacional e internacional, ha conocido a lo largo de su vida los avatares de un oficio como el periodismo, cuando este se ejerce con un compromiso donde la vocación se asume como un apostolado más allá del ejercicio de la información, como lo hicieron varios mexicanos que ejercitaron la pluma para forjar un México pensante con conciencia crítica.Adentrarse en la lectura de “Mi vida son mis amigos: una historia de los noticiarios en México”, es recuperar parte de la historia de nuestro país a través de la visión lúcida y puntual de Rentería Arróyave, quien fue testigo y protagonista de múltiples acontecimientos entre ellos algunos que forman parte de un pasado oscuro y nebuloso en los anales de nuestra historia.Demás de asistir a la gestación y esfuerzo que rodeó el surgimiento de agencias de noticias, radiodifusoras, así como la labor pionera de una televisión mexicana, el autor de esta obra, también nos aproxima a los abusos de una clase política mexicana acostumbrada a ejercer el poder con total impunidad, como lo demuestra el registro de que da cuenta sobre la masacre del 68 en Tlatelolco y su honda huella de sangre y represión.Informar bajo condiciones de censura, prohibición y condicionamiento, no es únicamente dar cuenta de los hechos sino arriesgar la integridad en aras de un quehacer, donde la convicción se transforma en un acto de lealtad consigo mismo, al margen de ataduras políticas. Por esta conducta sólida Rentería Arróyave tuvo que pagar en más de una ocasión las consecuencias de sus principios en el periodismo.En aquel tiempo de 1968, el autor era director de la importante agencia de noticias INFORMEX y desde las páginas del libro que hoy nos ocupa, nos narra que: “…uno de los buenos reporteros de la agencia, Raúl Cruz Zapata había entrevistado a uno de los principales líderes del movimiento estudiantil, de nombre Marcelino Perelló y entonces…revisé cuidadosamente el texto de la entrevista. No contenía ningún insulto al Estado mexicano ni al gobierno. Y la transmití por XEW y Radio Mil. Ordenaron mi detención por eso. …Fueron 40 agentes a aprehenderme a la W y otros tanto a Radio Mil. Hasta que llegaron a esas radiodifusoras se dieron cuenta que yo estaba transmitiendo la entrevista desde INFORMEX…Finalmente llegaron por mí. Me llevaron a la Secretaría de Gobernación”Don Teodoro Rentería, nos devela datos y referencias sobre una de las personalidades más complejas que ha existido y nos arroja luz sobre el sigilo que rodeó su tránsito por esta vida. Sobre el autor de obras como “Macario”, “Canasta de cuentos mexicanos”, “El tesoro de la Sierra Madre”, “La rebelión de los colgados”, entre otras, nos narra que: “…El jamás decía “Bruno Traven”. Es B. Traven. Es incorrecto inclusive el nombre de Bruno Traven que se le impuso a una calle de la colonia Portales. B. Traven fue su principal seudónimo, usó también el de Hal CrovesMás adelante Rentería nos informa que: “una noche recibí una llamada de la señora Rosa Elena Luján, Chelena, como cariñosamente la llamaban, la esposa de B. Traven. Llamó pocos minutos antes de que entrara al noticiero, para decirme: “Teodoro, yo lo admiro mucho y quiero darle una noticia exclusiva: primero, acaba de morir mi esposo B. Traven, (era 26 de marzo de 1969 cuando ya estaba por cumplir 79 años de edad), y segundo, quiero que usted dé a conocer exactamente su verdadero origen, su verdadero nombre (Traven Torsvan)”.Una vida dedicada a la información y al periodismo crea vínculos no sólo con Finalmente quiero compartir que la lectura de este libro me resultó en lo personal emotiva y entrañable, pues desde sus páginas pude recuperar algunas imágenes que forman parte de mis recuerdos de infancia. Cuando recorrí el apartado que corresponde a la gestación del núcleo Radio Mil, fue imposible evitar que recuperara un fragmento de mi niñez cuando por las noches acostada en la cama esperaba que me llegara el sueño escuchando el silbidito característicos de mi estación preferida …es radio mil. De igual manera, invadieron mi imaginación los escritores que formaron parte de mis lecturas de adolescencia y a los que don Teodoro entrevistó y otras tantas figuras de intelectuales y artistas que desfilaron por mi memoria gracias a sus páginas y a las cuales vi transitar de lejos desde la pantalla de nuestra pequeña televisión durante mis años universitarios, pero que forman parte de mi historia personal. Celebro que no sólo la historia de México este inmersa entre las páginas de este libro, sino otros tantos recuerdos que nos permiten asomarnos quizá también a una parte de nosotros mismos.Hay que valorar esta obra no sólo como un documento histórico, que lo es, sino como un anecdotario que nos recupera una parte importante de la historia de nuestro México, como otra forma de contar la historia de una manera cálida, amena y generosa como las vivencias del autor de “Mi vida son mis amigos: una historia de los noticiarios en México” Don Teodoro Rentería Arróyave”.