Persecución selectiva
La actividad política se enrarece, son varios los rasgos que reflejan una actitud sesgada del Ministerio Público federal en el tratamiento de algunos expedientes que provocan sospechas acerca de un retorno a la aplicación selectiva de la norma jurídica.En principio, recordemos aquel operativo estruendoso realizado en Michoacán para detener a servidores públicos, en su mayoría perredistas, al involucrarles en presuntos actos delictivos. Se hizo escarnio, se les acusó y tildó de varias cosas que al final no fueron probadas, el resultado es que ahora están en libertad.Desconozco cómo se integraron las averiguaciones previas penales, solo que no se requiere ser abogado penalista para concluir en que las actuaciones de los fiscales de los casos citados no fueron adecuadas. Tales acciones se han interpretado como un uso faccioso del Ministerio Público en contra de adversarios políticos. Finalmente la autoridad federal hizo un auténtico papelazo, con ello se abona más descrédito.Recientemente se realizó la detención del ex alcalde de Tijuana Jorge Hank Rhon, el despliegue publicitario fue impresionante al lograr la captura de un impresentable político y empresario al que se le imputan una larga lista de canalladas, aunque éstas no se han podido probar.Desde la muerte de Héctor Félix Miranda, columnista del periódico Zeta de Tijuana, tráfico de animales exóticos, sus centros de apuesta y amistades peligrosas, son muchos los elementos que hacen de Jorge Hank un político permanentemente cuestionado.No obstante, se le decretó auto de libertad y entonces de nueva cuenta nos preguntamos qué sucede. Tal parece que todo se hace con una orientación muy definida desde el gobierno federal, primero fue el caso de Michoacán, entidad gobernada por el Partido de la Revolución Democrática, ahora fue Hank, miembro del Partido Revolucionario Institucional. Dicen que lo que se ve no se juzga.Seguramente la inmensa mayoría de mexicanos deseamos vivir en un estado de derecho en que las leyes no solo sean un documento enunciativo que expresa un deber ser que termina por no ser. No es conveniente un estado fallido que implicaría que los servicios públicos y las instancias estatales no brinden respuestas, tampoco debemos conformarnos con otro que sea deficiente en el que la legislación vigente no se aplique.La clase oligárquica regularmente piensa en elecciones, coyunturas, ocurrencias y por ello se hace ostensible el desdén por una reforma del Estado que sea visionaria, de largo aliento en que la participación política no quede secuestrada por las élites sino que sea devuelta a los ciudadanos.Yo deseo que el gobierno federal se conduzca conforme lo dictan las leyes y no por seguir voluntarismos infecundos que hagan que una decisión aparezca como un vil consigna, mezquina y maquinada contra sus opositores. Aplicación de la ley, ni más ni menos.