Panóptico/Arturo Hernández
Uno de los más importantes desafíos que tendrá la futura administración silvanista será el de demostrar que la llamada izquierda moderna tiene los talentos, los argumentos, las soluciones para llevar la paz y el desarrollo social a un estado tan complejo y conflictivo como Michoacán.
El reto toma una mayor dimensión cuando la mayoría de los problemas que encara la entidad cruzan indefectiblemente por el apoyo de una Federación que transitará por una difícil situación económica y financiera en los próximos años, derivada, sobre todo, de una crisis global en la industria energética.
Ya Luis Videgaray adelanto un presupuesto cero para 2016 y entre gobernadores y alcaldes empieza a cobrar fuerza el rumor de que habrá un fuerte recorte en las participaciones a Estados y municipios que impactaran especialmente en los ramos 33, 28 y 23.
Michoacán necesitará importantes recursos económicos para atender una serie de múltiples demandas sociales, reclamos que amenazan con desbordarse tras más de una década de magro crecimiento económico e industrial, el saqueo de las arcas publicas, amén de una inseguridad que aún debilita, sangra y genera zozobra en gran parte de la sociedad.
El nuevo gobernador deberá emprender una tarea titánica en no pocos frentes y de la energía con la cual encare a todos y cada uno de ellos, de la capacidad de consenso y de la voluntad de acuerdos de parte de actores conflictivos dependerá en gran medida el éxito de su encomienda.
No hay tiempo para experimentos sociales, políticos, económicos y financieros en Michoacán. Se conocen a fondo los problemas en dichos rubros. Las interrogantes son hasta que punto los actores que deben involucrarse en la solución de los mismos estarán dispuestos a sumarse a las medidas que piensa instrumentar Silvano Aureoles.
La entidad sigue siendo escenario de altos niveles de conflictividad social que deben ser desactivados o atemperados, como condición indispensable para poner en funcionamiento programas de gobierno que atiendan de raíz los problemas.
Antes de que el expresidente de Zitácuaro, exdiputado federal y ex senador tome las riendas de la entidad, sabremos que tanta capacidad de convocatoria, convencimiento y persuasión tiene para aglutinar en torno a sus planes de gobierno a unos actores políticos, sociales y económicos estatales poco proclives a los acuerdos y comúnmente afines al conflicto.
Y si "el nuevo comienzo" despega en este nivel, la pregunta obligada será si ello será suficiente para que los agentes económicos nacionales y extranjeros se interesen en realizar importantes inversiones en la entidad.
Todas las agencias calificadoras han señalado que las nuevas autoridades emanadas de la jornada comicial del pasado 7 de junio tendrán que lidiar con una flexibilidad presupuestal débil o muy débil, altos niveles de deuda y desafíos políticos hacia finales de 2015 y en 2016.