Palabra de dios para los pobres
Las comunidades ideales, como aquéllas de la Iglesia primitiva existen ahora. Son espacios de fe en Dios, oración, estudio, fraternidad, sencillez, amor. Es el caso de la Sociedad de Catequetas de Latino América (SCALA). Del 5 al 10 de agosto celebra sus Jornadas de Estudio su Asamblea, en Quito, Ecuador. Escribo desde ahí. La catequesis es la educación en la fe con la Palabra de Dios, catequistas son los agentes que imparten la catequesis, catequetas son las personas especializadas que reflexionan sobre la catequesis para acompañar la acción y llevarla a sus objetivos según las exigencias del mundo y de la comunidad de creyentes. Ha sido una reunión muy intensa de estudio, oración, trabajo, compartir de experiencias. Sin ostentación, humildes y sencillos han llegado los “gurúes” de la catequesis. Sobresalen los brasileños, argentinos, costarricenses, muchos otros destacan por su servicio humilde y generoso. Todos compartimos la pasión por Educación en la fe, hay compañeros que tienen un larga y extraordinaria trayectoria por su investigación y cursos, conferencias, seminarios…. Otros están en la estructuras de la iglesia y prestan valiosos servicios a la conferencia episcopal latinoamericana (CELAM) y a las conferencias nacionales. Estudiamos la Educación en la fe de los fieles de hoy, los terribles desafíos en un mundo de cambios vertiginosos y miserias lacerantes. Reflexionamos desde la Palabra de Dios. La Revelación de Dios es la única que tiene la sabiduría para dar respuestas a enigmas terribles. Tiene la energía para cambiar situaciones de hondo sufrimiento de las multitudes marginadas, hambrientas. La experiencia reflexionada, de los catequetas, venidos de muchos países desde Estados Unidos hasta Chile y Argentina, sus conocimientos permiten tener una visión fundada, panorámica, objetiva de la catequesis. Vemos la realidad de una manera clara como en un mosaico de razas, culturas, grados de avance. La situación de las comunidades es de ignorancia, atraso. El ideal que formulamos de cristiano y de comunidad va por delante con enorme ventaja. Algunas comunidades llevan cierto avance, pero no son la totalidad ni la mayoría, tal vez ni un grupo representativo. Hay necesidades ya añejas, que se repiten siempre: el contenido pobre de la catequesis, lleno de doctrina pero vacío de la Palabra de Dios, la desarticulación de la enseñanza con la celebración, la práctica y el testimonio. La Palabra de Dios no ilumina los grandes problemas de los hijos de Dios: hambre, desempleo, encarecimiento de la vida. Las exigencias que se plantean al educador en la fe son terribles, múltiples y ellos no cuentan con una formación adecuada. Faltan procesos de vida cristiana y de preparación catequística, hay tanta ignorancia e improvisación. Después de 2 000 años seguimos pugnando por dar a Cristo su lugar central, por alimentar a los fieles con la Palabra de Dios. Seguimos persiguiendo el ideal de cristiano: persona que ha encontrado a Cristo, conoce cada vez mejor su Palabra, lo celebra en la liturgia, obedece sus leyes y construye un mundo mejor y anticipa la venida del Reino. Seguimos preguntándonos cómo perfeccionar la formación que damos, de manera que los miembros del pueblo de Dios se conviertan en personas (auto estima), hijos de Dios y maduren hasta convertirse en educadores, testigos de Jesucristo, que encontraron y cambió su vida. No podemos cerrar los ojos ante los grandes males que se ciernen sobre la humanidad: personas que mueren de hambre, famélicas y sin oportunidades, ricos enconchados en su egoísmo, adolescentes que no encuentran el sentido a su mundo y viven al borde del suicidio, en la depresión, sin ilusión ni alegría. El catequeta trata de circunscribir el problema, analizarlo y encontrar caminos y proponerlos, buscando una educación en la fe que responda a los retos del mundo de hoy, actual, mediático. Trata de ver claro y ofrecer sus conclusiones a la comunidad eclesial. En el estudio que realizamos aparece la exigencia de trabajos pluridisciplinares. Es indispensable la colaboración del exegeta que conoce analiza la Palabra de Dios con el apoyo de las ciencias, del teólogo, del psicólogo y otros especialistas. Los Catequetas de SCALA discernimos el ideal, vemos la distancia que nos separa y queremos avanzar, aunque con pequeños pasos hacia la educación que necesita el pueblo de Dios para su salvación, brillante y creíble. Ofrecemos el fruto de nuestro trabajo con humildad. Ante la tarea ingente, ponemos nuestra confianza en el Maestro que con su vida, Palabra y obras realizó plenamente la salvación. El nos confía la tarea y camina con nosotros. Es la Presencia discreta que anima nuestra reunión. C.E: [email protected]