Hagan su tarea/Mateo Calvillo
Las criaturas del mundo natural están ordenadas con una perfección sorprendente por su Creador: el agua es pura, fresca y quita la sed, las flores son infaliblemente, bellas y fragantes, mientras el ser humano no “meta su cuchara”. El hombre, ser dotado de razón y voluntad, depende de sí mismo para alcanzar su finalidad. No está programado de antemano puede alcanzar y superar su finalidad natural o puede pervertirla y hacerla fracasar, afeando la creación. Los hombres se dividen, entre otras razones, por la tarea que cumplen en el universo y en la vida, así se dedican a diferentes profesiones y oficios. En cada uno ellos realizan su finalidad de ser humano, el ser más desarrollado de la creación aunque con frecuencia usa mal sus facultades. Quienes conducen y aspiran a conducir la vida social tienen una razón de ser, un fin que alcanzar, una misión muy noble y fundamental que les encomienda el Creador a través del consenso ciudadano. Los legisladores tienen su misión propia, no pueden desviarse bajo pena de traicionarse a sí mismos como una substancia que se descompone, se corrompe, como el agua podrida y asquerosa de las márgenes del Lago de Cuitzeo. Los senadores y diputados tienen una misión, legislar, sacar las reformas, es una primordial, que expresa su razón de ser, para eso les pagamos. Al realizar su tarea privilegiada y sobre pagada no pueden guiarse por conveniencias sino por principios absolutos de su actuar: servir a la persona, al bien común, a México, al “pueblo” dicen algunos. ¿Cuál es el panorama que observamos, están haciendo la tarea? Desgraciadamente no, las reformas fundamentales, urgentes, las anuncian, pero no las sacan o las sacan superficiales, muy light, en función del calendario político de las elecciones para gobernador en el Estado de México, o de las elecciones presidenciales. Corrompen su tarea porque, en vez de buscar el bien del cuerpo social, velan por los intereses particulares de su partido. En los discursos fingen una gran dedicación a México, quieren hacer creer que es por bien y el progreso de todos. Mienten, disimulando apenas e impunemente. ¿Es esta la nueva manera de hacer política? ¿Dónde están los partidos renovados, las opciones verdaderas que dicen presentar al pueblo? Sin principios fundamentales y absolutos de la convivencia humana, estamos bien sumidos en la corrupción, la violencia, la injusticia y no vemos cómo salir, como un chico caído en un lodazal profundo y sin un punto de apoyo de donde asirse. Necesitamos construir sobre la verdad de las personas, de su tarea y de su misión. Los legisladores necesitan purificarse para encontrar la verdad de su tarea, de su misión, de su persona. Están ahí para sacar las reformas que ayuden a la convivencia social y promuevan el bien presente y futuro de todo México, una vida digna y libre de sobresaltos para los pobres. De otra manera corrompen su ser de legisladores. De la verdad de los legisladores depende la verdad de su partido, que se concreta y expresa en la actuación de los diputados y los senadores. Es ahí donde vemos si están cumpliendo o no con su misión y responden al mandato que recibieron de los mexicanos que los eligieron. Es ahí donde apreciamos si se han corrompido. Son como la sal, que da sabor y preserva de la corrupción la vida pública. “Ustedes son la sal de la tierra -dice el más grande de los conductores sociales-, si la sal pierde su sabor, ¿Cómo podrá volver a ser sal? Ya no sirve para nada, la tiran fuera y la pisan los hombres”. Aquí la Palabra del mismo Maestro expresa una verdad profunda: “la verdad los hará libres”. Podemos entender más a fondo la verdad de estos servidores públicos, favorecidos por el voto popular. Ellos se adornan afirmando que quieren servir. Más allá de su retórica amañada expresan su verdad profunda: su misión es servir. Es una perversión de su ejercicio la búsqueda del poder para mandar, para enriquecerse, para hacerse famosos: su razón de ser es servir. En la antropología cristiana hay una referencia esencial y sublime: Dios, el Señor sirve. Su Hijo hecho hombre es llamado por los profetas el Servidor Sufriente. Pone en guardia contra los jefes de las naciones que las tiranizan, se convierten en dictadores, ya sean personas o partidos. Al contrario –enseña él- él mismo que es el Señor está en medio de sus discípulos como el que sirve, como el último. Según la profecía de Isaías, Cristo es el servidor sufriente que da su vida para la liberación de la multitud, del conjunto de la nación. ¿Cuántos representantes populares hay así? Aquí tiene todo ciudadano una clave de lectura para conocerlos y para escogerlos o hacerles justicia en el momento de emitir el voto.