¡Felicidades, maestros!
Queremos hacer un reconocimiento a los maestros en su día. Es justo valorar un trabajo absolutamente fundamental para la vida de la persona y la buena marcha de la sociedad. ¡Felicidades profesoras, profesores! Está ante nuestros ojos el desempeño de los maestros porque son servidores públicos. Hay actitudes, actos con los que no estamos de acuerdo, pero hay actitudes nobles y responsables de verdaderos profesores que están entregados a su labor. Todos, creo yo, tenemos recuerdos de un maestro inolvidable. Es de justicia felicitar a los profesores que están en ese cargo por un llamado íntimo, por convicción, por vocación, porque aman ese trabajo y quieren servir desde ahí a la familia humana. Hay profesores que no llegaron ahí porque la carrera es fácil, tienen un trabajo seguro contratándose con el estado o la federación, con buenas prestaciones. Los profesores son punto de referencia para los alumnos, hay que felicitar a aquéllos que son todo un modelo para los chicos, por su buen parecer hasta en la manera de vestir, pero sobre todo por su ser de personas de gran calidad moral, humana, profesional. Felicidades a aquéllos profesionales de la educación que tienen una personalidad adecuada a su cargo, que son ejemplo de puntualidad, responsabilidad y compromiso con cada alumno, con los programas, con una escuela de excelencia. Felicidades a aquéllos que muestran una gran conciencia, que están al servicio de la persona humana, el valor más alto de nuestra vida social. Hay que reconocer a aquéllos que cumplen con todas las reglas de la educación, que no se distraen en acciones ajenas e incompatibles con su misión: agitar, parar la ciudad, hacerla de porros al servicio de grupos subversivos que no buscan precisamente una educación seria, de calidad. No merecen la felicitación quienes son “comisionados” muchas veces innecesarios en sindicatos que defienden sus intereses particulares y no se interesan por promover la superación de la educación, sindicatos que toman funciones que no les corresponden, como cambiar los días en que no hay clases pasando por encima de las autoridades educativas legítimamente constituidas, sobre todo sino pertenecen a su facción ni se prestan a su actuar extra o anti- educativo.Felicidades a aquéllos que cuestionan la afirmación: “tenemos una educación laica, gratuita, de calidad”. El término laico está mal entendido en la afirmación. Nos cuesta mucho la educación,el gigante aparato burocrático, los sueldos seguros y muy buenos con relación a otras remuneraciones, todo lo pagamos nosotros con nuestros impuestos. Nuestra educación es mala porque Michoacán está en la cola en un país que está en la cola de los países en materia de educación. Merecen felicitación quienes no han desertado del aula, que gastan su vida con los chicos, que no engrosan las filas de los burócratas como “comisionados” que con frecuencia no hacen nada o como inspectores de educación física que hacen los mismo. Felicidades a aquellos nobles profesores que renuncian a la dobles plaza y que realmente llenan los horarios y los programas. Ellos quieren hacer su trabajo seriamente, todo el tiempo, dar una educación integral. Quieren atender convenientemente la colaboración con los papás, las reuniones y demás actividades fuera del aula. Renuncian a la doble plaza, que en realidad es sólo doble sueldo y está minando la educación. Felicidades a quienes están en los buenos puestos por su trabajo de calidad y su profesionalismos y no sólo porque sus acciones de “grilleros” y por favoritismo de sindicatos que no tienen como prioridad mejorar la educación. Son dignos de reconocimiento aquellos profesores que aman a los niños, que no son asalariados, mercenarios del aparato educativo. El amor dulcifica y transforma su tarea, se convierte en mística, en entrega y hacen un bien vital, trascendental a las personas en formación. Cómo recordamos a los profesores que nos han querido, al maestro inolvidable. El amor los lleva a sacrificar dinero, ventajas personales, y dar la vida por que los chicos se fortalezcan y den frutos en la sociedad. Felicidades les deseamos con sinceridad y cariño a quienes no han perdido su identidad ni se han desviado de su misión. Ellos son campeones del servicio, héroes que hacen historia porque preparan ciudadanos nuevos y están al servicio de un nuevo proyecto social para un futuro cercano de bienestar, progreso y vida digna. Tal vez la sociedad obnubilada y obsesionada por los éxitos económicos, materiales, pseudosociales y por discursos huecos no se lo reconozca. Se lo reconocerá la historia que valora con sabiduría y justicia. Se lo pagará Aquél que ve en lo secreto y premia con justicia, sobre todo tratándose de la formación de los consentidos del Reino, los niños, adolescentes y jóvenes.