Llegó el momento
Finalmente llegó el momento. En 48 horas, habrá iniciado la jornada electoral y los michoacanos tendremos 10 horas para acudir a las urnas a fin de hacer efectivo ese tan llevado y tan traído voto electoral. Como se esperaba y a nadie sorprendió, estos meses estuvieron plagados de momentos de crispación, de encono, de señalamientos y de descalificaciones. Hubo de todo, menos propuestas claras y precisas que nos dieran certidumbre sobre cada uno de los proyectos participantes en la contienda. Los ciudadanos habrán de elegir con base a superficialidades y a subjetividades, a presiones y a ofrecimientos de beneficios monetarios y materiales.Por razones obvias, la elección de gobernador es la que más interés ha acaparado. Le sigue la de presidente municipal. Muchos ciudadanos desconocen quienes son los candidatos a diputado por su distrito. Seguramente el voto diferenciado volverá a expresarse y no necesariamente ganarán las elecciones para los distintos puestos, los candidatos del mismo partido. Para gobernador, la contienda -a pesar de las supuestas tendencias que revelan las encuestas- tendrá un final de fotografía. Todavía nada está escrito y lo cerrado de la competencia pudiera augurar momentos de dificultad postelectoral y hasta de violencia y convulsión. Independientemente de los resultados, lo deseable es que los hechos sean transparentes y nada los enturbie para que la paz social que ya de por si está bastante trastocada por la guerra calderonista, no acabe de desmoronarse.Nada nos hace suponer que las irregularidades estarán ausentes, pues se han dado en todo momento desde el inicio de las campañas y aún antes de que éstas comenzaran. Solamente por citar un ejemplo, es de señalarse la inequidad que ha existido en materia de gastos de proselitismo. La candidata de la derecha a la gubernatura ha realizado un gasto fuera de serie, obviamente apoyada por la instancia federal en clarísima y flagrante inobservancia y violación a la ley y a sus reglamentos. En este mismo medio, hace varias semanas se denunció que con un par de rubros, ella habría agotado su presupuesto en la materia casi al iniciar la contienda. ¿Cómo se explica el gasto en la larga entrevista que hace unos cuantos días le hicieron en un canal de cobertura nacional? Además, todas las semanas logra que en espacios estelares le hagan entrevistas que todos sabemos deben ser pagadas. La mano que mece la cuna está haciendo su trabajo, no importando el costo y que se pase por encima de la ley.Hace unas semanas vimos el debate entre los tres candidatos a gobernador y lo que destacó en ese ejercicio que debería haber sido de proyectos y propuestas, fueron las descalificaciones. Las acusaciones personales fueron las que se llevaron la noche. Todos hicieron referencia a combatir la inseguridad, a generar más empleos, a atraer inversiones y varias cosas más. Nadie en su sano juicio podría atacar la mención y la importancia de los temas. Lo que les hizo falta es decirle a la ciudadanía, cómo le piensan hacer para lograrlo. O no tienen claridad al respecto o no le tienen respeto a los electores para darles la información necesaria para tomar una decisión acertada. De inmediato, los medios empezaron a especular sobre quien habría ganado el debate. Más allá de conocer este aspecto que incluso pudiera ser irrelevante, lo que nos hacía mucha falta es saber quien tiene la capacidad de resolver nuestros problemas y de sacar al estado del marasmo en que se encuentra sumido. Ninguno ofreció claridad en las estrategias y en las propuestas específicas para superar los rezagos educativos, la pobreza, la inseguridad y el crimen, la anarquía en el desarrollo urbano, la deforestación acelerada e indiscriminada y muchos más que tienen repletos los diagnósticos situacionales que sólo parecen servir para decorar los libreros de los servidores públicos.La pasión con que se atacan y la enjundia de sus discursos deberían haberse correspondido con la calidad de sus propuestas. Sin duda, se ve al poder por el poder mismo y no por ser una oportunidad de verdadero servicio a la comunidad. Desde luego, esta situación no es privativa de Michoacán y en días recientes nos acaban de revelar la inmensa brecha que está abierta entre los ingresos que perciben los políticos norteamericanos contra el promedio que ganan los trabajadores en general, amén de la comparación entre el tiempo que destina cada grupo al cumplimiento de sus tareas. Si no fuera por el elevado incentivo económico, no le entraban con tanto fervor y no se desgarrarían las vestiduras con ese apasionamiento ciego que les hace cometer tantas incongruencias. En fin, ya veremos qué destino le depara a Michoacán.