Las elecciones michoacanas
Ahogado por la euforia futbolera generada por la avidez que la población michoacana tiene de recibir buenas noticias (no importa que éstas sean producto de la manipulación de los poderes mediáticos que gobiernan este país), el pasado 17 de mayo dio inicio formalmente el proceso electoral que habrá de concluir el 15 de febrero del 2012, cuando tome posesión de su cargo el próximo Gobernador. En éste proceso además, habrán de renovarse los Ayuntamientos de la entidad y los diputados al Congreso del Estado. Para los partidos políticos está ya despejado el panorama. La permanente lucha por el poder: conquistarlo o retenerlo. Ahora sí, en forma oficial, podrán, previo proceso de selección que mejor convenga a sus intereses, elegir sus candidatos, registrarlos por ahí a fines de agosto, y lanzarlos a repartir discursos y promesas: “la transformación del estado” o la “continuidad de la tierra de Jauja en la que supuestamente vivimos”. Para la ciudadanía michoacana no es así. El panorama no está tan claro. Está más bien lleno de incertidumbre. Son más las preguntas que las respuestas de lo que puede acontecer en la entidad con motivo de las elecciones y el cambio de gobierno. La preocupación se manifiesta de muy diversas formas, dependiendo del estrato social al que pertenecen. Para los empresarios y los grandes capitales simpatizantes del gobierno federal, lo ideal sería una alianza entre el PRI y el PAN, a fin de poder evitar la continuidad de los gobiernos perredistas. ¿Pero por qué no? Si los perredistas se aliaron con los panistas en diversos estados, para ganar a cualquier precio, sin importar principios ni valores. Por qué aquí no? No son casuales entonces los rumores de últimas fechas, en los que sin hacer mucho ruido y “como tanteándole el agua a los camotes” se han difundido las ideas de las alianzas, del candidato único, o de plano la peregrina idea de nombrar un interino y posponer las elecciones. Por otro lado, para una gran parte de la población, no se ve por donde llegarán las soluciones a los múltiples problemas por los que atraviesa la entidad, independientemente del partido que ganara las elecciones. Los llamados puestos de elección popular, hoy día, no son más que verdaderos botines para los grupos que arriban al poder, no importando a través de cual partido, alianza o compromiso, lo importante es llegar. (aquí no tiene la culpa el indio). En estas condiciones es lógico entender por qué la sociedad no se siente representada y por el contrario manifiesta a diario su hartazgo a un sistema de partidos que evidentemente ya no está funcionando, ni responde a sus necesidades. Esto desde luego, pareciera que a los partidos les tiene sin cuidado. Lo cierto es que en Michoacán, las tres principales fuerzas políticas ya tienen definida su estrategia para enfrentar el proceso electoral: El partido gobernante apuesta al voto duro que ha venido cultivando a lo largo de una década; al activo que representa la enorme burocracia que ha crecido en forma descomunal durante los últimos años; a la cooptación de organizaciones y al agradecimiento de supuestos grupos de la sociedad civil que viven de los presupuestos oficiales. Todo esto, desde luego, bajo la bandera del cardenismo y de las políticas de izquierda que dice practicar. (Personalmente estoy muy lejos de simpatizar con la derecha, pero ojalá la izquierda mexicana volteara a ver lo que está pasando en España con el movimiento M15 y el castigo que la sociedad está dando al gobierno socialista y a todos los partidos políticos). Por lo que respecta al PAN, el panismo michoacano está viendo, la mejor oportunidad que ha tenido. Con un presidente michoacano, y con todos los recursos y estructura de gobierno a su servicio, que mejor final de la administración Calderonista, que poder pintar de azul la tierra de los tatas. Se imagina?. Que Diosito nos agarre confesados. En cuanto al PRI se refiere, pareciera que no acaban de salir del aturdimiento provocado desde la muerte de Colosio y la pérdida de la presidencia. La recuperación que ha tenido en otras latitudes, aquí en Michoacán no se percibe. Sin embargo, el priismo de base subsiste, a pesar de su dirigencia. El problema de los priistas, es la ausencia de liderazgos y la falta de memoria histórica. No se vislumbra un fuerte candidato capaz de unir voluntades y llevar al triunfo su partido.Que va a pasar en Michoacán? En seis meses lo sabremos. Aun cuando ningún partido tiene la victoria garantizada, dicen los que saben, que en todas las elecciones, hay dos variables importantes que definen los resultados: el desempeño del partido gobernante y el perfil del candidato. A esta hora, seguro que la sociedad michoacana ya tiene una evaluación de la administración en turno, solo falta conocer a los candidatos y las alternativas que estos ofrecerán a los ciudadanos sin partido.