Políticas y políticos mediocres
Los políticos mediocres debaten temas intrascendentes y gobiernan sin visión de futuro ni compromiso de mejora de las condiciones sociales. Parece ser que este escenario describe la actividad política que en forma cotidiana vivimos en nuestro estado. La verdad, no es que en Michoacán escaseen temas relevantes para la discusión pública, lo que pasa es que parte de su clase política se niega a ponerlos a discusión porque se saben incapaces de solucionarlos, o bien se saben responsables de los mismos. Por ejemplo, un tema que debe estar en el centro del debate público son los 17 mil millones de pesos de deuda que tienen embargado al estado hasta el año 2037, lo que significa que los nietos de las actuales generaciones tendrán que responsabilizarse y pagar por una deuda que irresponsablemente adquirieron los gobiernos perredistas del estado. Miles de millones de pesos que en vez de haberse invertido en infraestructura, salud y educación han tenido como principal destino el gasto corriente, principalmente para cubrir el costo de la gran nómina que tiene el gobierno del estado. Los partidos políticos y los gobernantes son quienes deberían poner en el foco de la deliberación pública estos temas, no empeñarse en esconderlos o evitarlos. Dirigentes partidistas como el del PRD en Michoacán han mostrado como carta de presentación hacia la sociedad una visión chata y miope de la entidad. La dirigencia del PRD, como partido en el gobierno, no solamente tiene el compromiso, sino la obligación de discutir públicamente los problemas que aquejan al estado. Obligados están a ser los principales impulsores de alternativas para darles solución; no obstante, únicamente se han dedicado a construir cortinas de humo que desvían la atención de los temas que más preocupan a los michoacanos. Pareciera que para algunos, Michoacán no tiene problemas. Se equivocan, Michoacán es una de las entidades federativas con más problemas sociales y económicos por lo que es necesario debatirlos, atenderlos y resolverlos. Los siguientes son solamente algunos de esos “pequeños” problemas que han quedado en el olvido de cierta clase de políticos. En materia social y educativa, Michoacán ocupa el primer lugar nacional respecto al número de menores que trabajan el campo, 40 mil según cifras del INEGI. Por otra parte, un reciente estudio de la Secretaría de Educación Pública indica que Michoacán es la entidad federativa con mayor proporción de jóvenes de entre 12 y 29 años que no estudian ni trabajan. Sí, somos, vergonzosamente el primer lugar a nivel nacional. Por otra parte, las evaluaciones de desempeño académico de la educación básica sitúan a Michoacán en los últimos lugares a nivel nacional y desde la autoridad pública nada se hace para evitar las interrupciones al ciclo escolar. En materia de desarrollo económico, de acuerdo al INEGI Michoacán ocupa también el deshonroso primer lugar a nivel nacional respecto al cierre de empresas y negocios, 6,166 empresas cerradas en un año. Es decir, en nuestro estado se concentró el 21 por ciento de las empresas que dejaron de operar durante el año pasado en el país, lo cual derivó en una pérdida cercana a 30 mil plazas laborales. Contrario a lo que sucedió con entidades como Colima o Chiapas donde hubo crecimientos significativos respecto a la actividad industrial en el último trimestre de 2010, 63 y 37 por ciento respectivamente, Michoacán presentó en el mismo periodo un decrecimiento del 8 por ciento. En materia de seguridad, de acuerdo al último diagnóstico realizado por el Senado de la República, Michoacán es la tercera entidad con el índice delictivo más alto del país. La crisis de inseguridad ha golpeado a todos los sectores, los secuestros y asesinatos afectan sistemáticamente a la ciudadanía y hasta a los gobernantes. Así las cosas, Michoacán se encuentra rezagado en materia de seguridad, competitividad, educación, cobertura de salud, qué decir en materia de pobreza y marginación; en suma; las políticas públicas mediocres que han sido diseñadas e implementadas por los gobiernos estatales perredistas no sólo han sido ineficaces para resolver los problemas en mención, sino que han coadyuvado en profundizarlos. Centrar el debate público en cuestiones coyunturales, anecdóticas y banales es una falta de respeto a la situación por la que atraviesan cientos de miles de michoacanos.Por ello le urge a Michoacán debates que no sean mediocres, políticas que no sean mediocres y, por supuesto también, políticos que tampoco lo sean.