La Crisis de Japón/Julio Castellanos Ramírez
El reciente terremoto, el consecuente tsunami y la crisis nuclear que han tenido lugar en Japón durante los últimos días son fenómenos muy lamentables que han costado la vida a miles de personas. Este lúgubre escenario que se ha apostado en aquél país nos llama, en primer lugar, a un respaldo y apoyo solidario que, en la medida de nuestras posibilidades, debemos procurar sea útil para el pueblo y el gobierno japonés. En el pasado, los japoneses jugaron un papel muy importante en México ya que, después del terremoto de 1985, enviaron miles de toneladas de víveres así como a numerosos grupos de brigadistas y rescatistas que ayudaron activamente en el rescate de personas atrapadas entre los escombros.Además, lo acontecido en Japón nos llama a reflexionar de manera interna por lo menos sobre dos temas: por una parte, sobre la necesidad de continuar promoviendo la cultura de la prevención y respuesta a catástrofes naturales, particularmente aquellos que son más frecuentes como los huracanes y los terremotos; y, por la otra, la necesidad de cuestionarnos sobre el futuro que queremos construir en materia de generación energética en nuestro país.En términos generales, sabemos que la generación de energía en el mundo ha dependido desde el siglo pasado de la quema de hidrocarburos, situación que ya manifiesta consecuencias negativas en el equilibrio ecológico del planeta con el calentamiento global. Además, por la creciente escases de petróleo y por la inestabilidad política y social que se manifiesta en algunos de los principales países productores de petróleo, la generación de energía a partir de la quema de hidrocarburos se vuelve día a día más costosa y menos atractiva para muchos países.Por lo anterior es que en los últimos años se detonó en el mundo la creación de decenas de plantas nucleoeléctricas con la finalidad de que los países comiencen a depender en menor medida del petróleo como fuente principal de energía. Hasta antes de los acontecimientos de Japón, parecía una buena idea comenzar a transitar de manera masiva hacia la generación eléctrica a partir de esta fuente ya que al no coadyuvar con el calentamiento global y al ser a mediano y largo plazo mucho más barata que la energía por hidrocarburos, en ella se encontraba el equilibrio buscado.Japón es de los países que más consumen energía a nivel mundial y el 30 por ciento de ésta es producida por 60 reactores nucleares. No obstante, a partir de los recientes acontecimientos, parece ser que tanto Japón como otros países, incluido México, deberán reflexionar con detenimiento la viabilidad de apostar en prospectiva por este tipo de fuente energética.En el caso particular de México, 69 por ciento de la energía que se produce proviene de la quema de hidrocarburos, 22 por ciento de la operación de hidroeléctricas, 5 por ciento de la quema de carbón, 3 por ciento de la planta nuclear de Laguna Verde, 2 por ciento de las geotermoeléctricas y menos del 1 por ciento es energía eólica. Es decir, la generación energética de nuestro país depende en su mayoría de la quema de hidrocarburos y de la operación de las hidroeléctricas.Así las cosas, la reflexión que debemos hacer es sobre el reto que tenemos en el horizonte para encontrar fuentes energéticas alternativas a la nuclear y a la quema de hidrocarburos para lo cual es necesario desarrollo tecnológico de punta, inversión y enterrar uno que otro prejuicio patriotero que heredamos del viejo régimen en nuestro país.Mientras tanto, apoyo solidario e incondicional para el pueblo japonés.