Teléfono Rojo
* Preparan panistas campaña negra para 2012 * Sócrates, daga de PAN y PRD contra el PRI * Promesas Moreira-Peña-Beltrones-Gamboa A principios de abril de 1996, el entonces dirigente priísta Santiago Oñate buscó con urgencia al presidente Ernesto Zedillo. Este lo recibió con alguna displicencia, como era su costumbre con los dirigentes de su partido. Los trataba con la punta del pie, como habla el súbito e injusto despido de María de los Ángeles Moreno como presidenta del PRI. En los mismos términos, digamos, fue recibido Oñate. Pese a todo, le planteó la inquietud: Sócrates Rizo García, gobernador de Nuevo León, había dejado de ser un activo del partido y se había convertido en un fardo. -Hay que quitarlo, señor presidente -planteó Oñate. Su argumento definitivo: -Así vamos a perder el estado en la próxima elección -dijo, como aconteció. Zedillo prometió estudiar el caso y empezaron las negociaciones. Sócrates se negaba a negociar pero, ante la presión, debió aceptar no solamente irse, sino entregar el cargo a un enemigo suyo: Benjamín Clariond, El Cejas. ¿ESTRATEGIA ESTILO ANTONIO SOLA? Sócrates Rizo García se fue el 18 de abril de 1966 y así se zanjó una enorme carga política para el PRI. Rizo García vivía hasta darse a notar con una declaración desafortunada el 24 de febrero, cuando habló de acuerdos entre los gobiernos priístas con los cárteles del narcotráfico para evitar desbordamiento de la violencia. Aquellos gobiernos priístas, narró, “de alguna manera decían: ‘tú pasas por aquí, tú por aquí, pero no me toques aquí estos lugares’… Algo pasó” y todo se rompió. Cuando le pidieron más datos, Rizo García se excusó: “Todo se decidía desde la capital y los gobernadores eran menos independientes”. Se armó la polémica, pero aquel debate -sin mayor respuesta de Beatriz Paredes, a la sazón dirigente nacional del PRI- es poco frente a cuanto viene. El gobierno y su partido, el PAN, pulen la estrategia para colocar este tema en el debate nacional y destruir de esa manera las aspiraciones presidenciales del PRI y sus principales candidatos. Lo hacen al estilo del publicista español Antonio Solá -artífice de aquella frase “López Obrador, un peligro para México”- y eso adelanta campañas tan sucias y polarizantes como las de 2006 Como si lo dudara, un panista connotado me dijo ayer: -No saben la que les espera. De corruptos y narcos no los vamos a bajar con las pruebas de Sócrates. No van a aguantar la campaña de PAN y PRD. Y me lo dijo justo cuando Humberto Moreira comía en un restaurante de Polanco a convocatoria suya con dos presidenciables, Enrirque Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, y Emilio Gamboa de testigo. MOREIRA, ENTRE PEÑA Y BELTRONES La reunión priísta tuvo como misión única la foto. En la gráfica está el mensaje de unidad. Con una falla: no dejaron entrar fotógrafos -salvo de un medio- para popularizar el encuentro. En privado convinieron varias cosas: 1.- Sistematizarán ese tipo de encuentros, al menos cada 15 días. 2.- Humberto Moreira fungirá como árbitro entre Enrique Peña y Manlio Fabio Beltrones, dado su impedimento estatutario para ser candidato presidencial. 3.- Las partes prometen civilidad extrema y propiciar la unidad del partido en todos los frentes, legislativo, partidista, gubernamental, sectorial… 4.- En cumplimiento de este compromiso, acudirán unidos a respaldar las campañas del PRI en los cuatro estados donde habrá elecciones -en Hidalgo serán municipales- y en especial en torno a los candidatos Eruviel Ávila, Roberto Sandoval y Rubén Moreira. 5.- Se invitará a otros prominentes priístas -”nuevos actores”, les llamaron ellos- a fin de enriquecer el intercambio de opiniones.