Teléfono Rojo
Felipe Calderón planea relanzar a Ernesto CorderoHa ordenado una estrategia con visión empresarialCreel y Vázquez Mota serán los blancos inmediatosGrábese este nombre: Francisco Javier Conejo Cejudo. Le doy sus generales: empresario cincuentón, egresado de la Universidad de Guadalajara y con postgrado en derecho constitucional en la Universidad Panamericana de Guadalajara. En este hombre pretende poner el presidente Felipe Calderón Hinojosa todo. Su suerte futura, la del PAN y al delfín de todas sus complacencias: Ernesto Javier Cordero Arroyo. Claro, su buen futuro depende del triunfo de Cordero Arroyo y el mejor o acaso único capaz de rescatarlo de la mediocridad demoscópica en la cual naufraga el secretario de Hacienda sea Cornejo Cejudo. Pero como no hay futuro sin pasado, vayamos a los antecedentes: Conejo Cejudo fue el cerebro del destape y de la estrategia –incluido el rediseño de febrero-marzo de 2006- del aspirante presidencial Felipe Calderón. A sugerencia suya se organizó el evento en un rancho de Tlajomulco de Zúñiga, propiedad de una familia de prosapia en Jalisco: la propietaria de Leche Sello Rojo. Ella estuvo representada por Abraham González, quien inclusive llegó hasta la subsecretaría de Gobierno con Francisco Ramírez Acuña. Estos datos describen con naturalidad el afecto de Calderón por Conejo Cejudo. CONEJO LA ESTRATEGIA, GONZALEZ EL DINERO Felipe Calderón tiene la mejor impresión de Francisco Javier Conejo Cejudo. Muy superior a la de Francisco Ramírez Acuña, quien pretendió cobrar muy caro el lanzamiento jalisciense y terminó lanzado del corazón calderonista, y de Abraham González, cuyos apoyos económicos y aviones volverán a ser fundamentales. Pero, ¿qué quiere Calderón Hinojosa de su amigo Conejo Cejudo? Que repita la operación. Como Ernesto Javier Cordero Arroyo no tiene sangre política ni simpatía popular y parece que ni ganas de ser un candidato triunfador, Calderón Hinojosa se jugará todas las cartas a su alcance para hacerlo ganador en 2012. Lo primero es sacarlo victorioso sobre Santiago Creel Miranda y Josefina Vázquez Mota, quienes por ahora se le han subido a las barbas y pretenden quitarle el control, el primero como rebelde y la segunda como lejano plan B. Para guiar este paso ha sido llamado Conejo Cejudo: para relanzar a Cordero Arroyo. El tono presidencial habla del apremio: urge actuar ya. Aunque vayan tres o cuatro precandidatos –Emilio González sólo provoca lástimas de los políticos y risas de los analistas-, el seguro vencedor debe ser el marcado por el índice de Calderón: su secretario de Hacienda y delfín. Conejo Cejudo puede actuar a la sombra o no –eso lo decidirá él y en 2005 y 2006 dejó las luces mediáticas a Francisco Ramírez Acuña y en menor medida a Abraham González-, pero su presencia urge.Pronto le tendré más noticias. SOLO CORDERO LE CUIDARIA LAS ESPALDAS A diferencia del país, donde el crimen cada día muestra mayor poder y autonomía, Felipe Calderón tiene el control del proceso interno del PAN. Como aquí se ha adelantado, dejaron la contienda los suspirantes de cero valor –Javier Lozano, Heriberto Félix, Alonso Lujambio- y Josefina Vázquez Mota ya no tendrá de plataforma a la Cámara de Diputados. Pero la idea de relanzar a Ernesto Javier Cordero Arroyo impactará sin duda en los otros dos contendientes de peso, Vázquez Mota y Santiago Creel. Sobre todo al segundo, a quien le han declarado la guerra y le investigan hasta conductas personales. Un problema para ellos es ver a los adversarios en el exterior, en general el PRI y en particular Enrique Peña Nieto. La guerra les viene y les vendrá de dentro, del interior del PAN, porque en Los Pinos ya hay desesperación por el rezagante Cordero Arroyo y la desesperación es mala consejera, sobre todo cuando de cuidar el futuro se trata. -¿Por qué quiere tanto Calderón a Cordero? –pregunté a un alto funcionario y amigo de ambos. -Porque es honesto y no es malicioso –me contestó.Yo lo entendí de otra manera: sólo él le garantiza el cuidado de espaldas y la continuidad de sus políticas y su equipo. No indagaría los 50 mil muertos de ahora y los miles más por venir, por ejemplo, y no es poca cosa.