Embestidas electoreras
Ni duda cabe que los meses por venir nos mantendrán muy entretenidos a los mexicanos. Lo acabamos de ver con el traspié de Enrique Peña Nieto y el consecuente linchamiento que proveniente de todos lados le fue propinado en y por todos los medios. Aquí ni siquiera se trata de defenderlo, que ya lo ha tratado de hacer él mismo y alguno de sus correligionarios, incluida su hija. Uno de sus detractores, Ernesto Cordero, corrió suerte similar al tratar de capitalizar el infortunio de EPN.Pero más allá de caer en el análisis de lo anecdótico, lo importante es la falta de propuestas concretas. Más que interesarnos los títulos de los libros que fulano o zutano han leído, lo que a los mexicanos nos debería importar es lo que éste y otros personajes enfilados hacia la silla presidencial pueden proponernos. Incluso, el propio organismo electoral debería alentar el debate de las ideas, en vez de limitarlo y circunscribirlo a formatos acartonados que frecuentemente se constriñen a un vulgar intercambio de acusaciones y señalamientos personales que únicamente tratan de lucrar con el morbo colectivo y de evidenciar el escaso nivel cultural de la población.Lo que nos interesa es saber para donde buscarían llevar al país en caso de ganar las elecciones. Es más, no sólo nos gustaría que lo hicieran, nos urge saberlo para ir pensando en definiciones. Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador propuso recientemente que se utilizaran los fondos para el retiro en inversiones productivas que generaran riqueza, lo cual no implicaba despojar a los trabajadores de su ahorro, sino de ponerlo a trabajar en proyectos productivos de adecuada rentabilidad -superior a la que actualmente tienen en las inversiones financieras- para reembolsarlas a los beneficiarios en el momento en que se deban ir aplicando. Con la frialdad de los números, sería altamente conveniente que tanto AMLO como los demás aspirantes a la presidencia, abordaran el tema y nos permitieran obtener nuestras propias conclusiones.Otro tema que a los mexicanos nos parece altamente discutible es el de la seguridad pública. En este rubro existen profundas discrepancias entre los distintos partidos políticos, el actual gobierno y muchos ciudadanos que públicamente nos hemos pronunciado al respecto. Mientras unos insisten en seguir por el fallido camino hasta ahora andado, otros creen que se debe cambiar de rumbo y de estrategia. Otros más ya hablan de una siguiente etapa y se jactan de conocerla, pero no nos dicen en qué consiste. Esto es lo importante. Abordar estos temas y ventilarlos es a lo que deberían estar abocados los aspirantes presidenciales.Hace seis años, en circunstancias semejantes, Felipe Calderón dijo que de llegar a la presidencia habría de derogar impuesto a la tenencia vehicular y que además sería el “presidente del empleo”. Fueron dos de las frases que más se difundieron y pregonaron por todas partes del país. Lo que nunca dijo es cómo le pensaba hacer para lograrlo. En el caso de la tenencia, sólo se transfirió la función de cobro a los gobiernos estatales, dejándoles la atribución de seguirla cobrando o derogarla. En este caso, hay variaciones según el estado y unos cobran y otros no. Está por darse una especie de éxodo del padrón vehicular del Distrito Federal hacia el estado de México, derivado de que en el primero si se cobrará ese impuesto a los poseedores de vehículos “de lujo”, mientras que en la entidad gobernada por Eruviel Ávila se ha anunciado que no se hará.Ahora bien, en el caso del empleo, hasta el más distraído se puede percatar de la gravedad del asunto. No sólo no se han generado más empleos, sino que se han perdido muchos de los que se tenían hace seis años. Un número importante obedece al cierre de Luz y Fuerza del Centro, que aunque ya hemos dicho que efectivamente prestaba un pésimo servicio, la salida no era ésa, la de la extinción. Si FCH le hubiera dicho a los electores que pensaba tomar esa decisión, muchos no la hubieran aprobado desde un inicio. Si hubiera dicho que pensaba librar un guerra sin sentido contra el crimen organizado cuyo costo elevadísimo sería de al menos 50 mil vidas, seguramente habría dejado de ganar un importante número de sufragios.Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero se han pronunciado por continuar con la estrategia calderonista de combatir con la fuerza al crimen organizado. Nos gustaría saber con más precisión cuál es la cuota de sangre que nos proponen a los mexicanos para los próximos seis años. Nos interesa saber en qué consiste la segunda etapa que mencionó Cordero. Quisiéramos saber también que opinan con exactitud Peña Nieto y López Obrador, así como las discrepancias que con ese modelo tiene Santiago Creel.