De incongruencias
Como es bien sabido, el Instituto Federal Electoral (IFE) viene operando desde hace casi un año con menos consejeros de los nueve que contempla la Ley. Desde el 30 de octubre de 2010 permanecen vacantes tres lugares en el Consejo General del IFE porque los diferentes partidos representados en la Cámara de Diputados no han logrado un acuerdo para nombrarlos, pues mientras el PRI pretende hacerlo por el principio de representación proporcional, con lo que le correspondería nombrar a dos de los tres consejeros, el PAN y el PRD exigen que cada uno de los tres partidos grandes nombre a un consejero. Finalmente, estamos frente a una cuestión de cuotas partidistas, en lugar de un proceso en el que se seleccione a los consejeros por sus perfiles ciudadanos e independientes, como debiera ser.Hoy, 7 de octubre, arranca formalmente el proceso electoral de 2012, en el que serán elegidos 500 diputados, 128 senadores y el presidente de la República. Y debido a esta mezquindad de los partidos políticos, el organismo encargado de vigilar que este proceso se conduzca de acuerdo a la ley se encontrará operando con dos terceras partes del cuerpo directivo. Este hecho muestra, además, el deterioro del IFE que tras los años en que fue presidido por José Woldenberg e integrado por prestigiados personajes, empezó su declive al permitir que el PRI, por conducto de su entonces secretaria general, la eximia Elba Esther Gordillo, impusiera a Luis Carlos Ugalde en la presidencia del organismo.Ayer, 6 de octubre, el PRI intentó pasar en la Cámara de Diputados una terna en la que incluyó a un candidato a consejero de los propuestos por el PAN para ver si así conseguía alcanzar una mayoría de dos terceras partes, la que se requiere en estos casos. No lo logró pues tanto el PAN como el PRD votaron en contra, más algunos diputados del PT. Lo extraño del caso, y a eso se refiere el título de este artículo, es que el Movimiento Ciudadano, el partido antes conocido como Convergencia, se alió con el tricolor. Y este dizque partido no da paso sin que lo autorice Andrés Manuel López Obrador. Así que la pregunta es: ¿qué clase de arreglo hay entre AMLO y Moreira? ¿O es una simple devolución de la cortesía que tuvo el cuestionado ex gobernador de Coahuila al señalar que el rival a vencer por Peña Nieto en el 2012 será el tabasqueño? Esperemos a que haya señales más claras que expliquen la incongruencia de esta alianza.