Reviven el pasado de Morelia con obras de arte y utensilios
MORELIA, Mich., 30 de diciembre de 2016.- El pasado revive no sólo en los edificios, los recuerdos de la gente o los libros de historia: los objetos, desde las obras de arte hasta los utensilios cotidianos también tienen memorias que son susceptibles de ser recuperadas y atesoradas por manos dedicadas y cuidadosas.
Instalada una vez cada mes en la plaza de Armas, la exposición para su exhibición y venta de la Asociación de Anticuarios y Promotores de Arte de Michoacán presenta al gran público los tesoros que coleccionistas y buscadores de antigüedades radicados en Morelia localizan, restauran y ofrecen, una actividad que exige tiempo y concentración de quienes la realizan, y que pese a su relevancia no ha tenido la suficiente difusión.
“En Morelia existen muchos museos, muchos espacios que desde el gobierno se prestan para la exposición del arte, pero falta que la gente se dé cuenta, falta difusión y una mayor educación de la gente para valorar estos sitios”, expuso Erick Rodríguez Alcántar, coleccionista de antigüedades.
Rodeado por cuadros, esculturas, jarrones de cerámica, cubertería, libros y otras piezas que por su estado de conservación, su edad y su importancia histórica, artística o cultural resultan valiosas para su recuperación y preservación, Rodríguez Alcántar destacó que esta falta de difusión no se restringe a la población, sino que afecta a las autoridades, quienes inicialmente observaron con desconfianza la pretensión de la Asociación de Anticuarios y Promotores de Arte de Michoacán de instalarse un día por mes en espacios públicos para dar a conocer sus piezas.
“Ha habido mucha desconfianza en el gobierno, sobre todo por la posibilidad de que nos instaláramos de manera permanente, como un mercado de pulgas, en el Centro Histórico; sin embargo, se dio la oportunidad, aunque sujetos a nuestra respuesta ante la apertura del gobierno, para que demostremos que no sólo traemos piezas, sino también el conocimiento sobre éstas”, explicó el también estudiante universitario.
Un mercado complicado
La mayor parte de las piezas antiguas que los coleccionistas exhiben mes con mes, desde hace cuatro meses, en el primer cuadro de la ciudad, son adquisiciones efectuadas a otros anticuarios, herencias familiares o compras a personas que cuentan con estas obras pero no con el cuidado o la habilidad para preservarlas.
“En mi caso particular, mi papá lleva años coleccionando, pero las piezas tiene diferentes orígenes, algunas incluso proceden de comunidades o han debido ser desenterradas, aunque no tenemos piezas conflictivas, como las pertenecientes a culturas prehispánicas; aunque puede ser demasiado complicado, generalmente las conseguimos entre nosotros, de colecciones particulares o por herencias, en algunos casos inclusive se trata de piezas extranjeras”, mencionó Erick Rodríguez.
Además de la adquisición de las piezas, es complejo el trabajo de los coleccionistas de antigüedades a causa de las condiciones económicas de la población, que ve limitados sus recursos para hacerse de creaciones con historia, si bien este factor produce como efecto colateral que la oferta se mantenga a precios accesibles, por lo que un buscador con paciencia podrá adquirir una pieza valiosa a un costo menor del que debiera corresponder.
“Sí hay mercado en Morelia para las antigüedades, el problema es el dinero, que no fluye como la gente lo necesita, pero esto mismo hace que sea relativamente fácil encontrar buenas piezas a precios muy buenos”, reiteró Rodríguez Alcántar.
Otro factor que dificulta el posicionamiento de las antigüedades es la participación de personas que reducen en demasía el valor de su trabajo, lo que ha llevado a que reproducciones de algunas obras artísticas sean más caras que las originales.
“Las nuevas generaciones no siempre valoran su trabajo y venden por debajo del precio, es uno de los vicios del arte que esperamos que con educación y sensibilización sea viable erradicar”.
En contraste, la circulación de falsificaciones no es un problema grave en Morelia, debido a que las técnicas de verificación de autenticidad, desde el seguimiento histórico hasta pruebas químicas, permiten diferenciar una pieza de valor de una copia moderna.