Diálogo/Mateo Calvillo Paz
¿QUIEN NOS PROTEGE DEL CRIMEN?
El pueblo debe preservar su vida y sus bienes, organizarse si la autoridad no hace la tarea. Las autodefensas son ejemplo que los políticos han desvirtuado.
Uno de estos días fuimos asaltados a mano armada, después de las 9 de la noche en una colonia céntrica,
Instantáneamente avisamos a la policía para que recuperara el vehículo, que acordonaran la zona, toda la ciudad, avisaran por radio a sus patrullas. Había tiempo para agarrar a los dos criminales antes de que se alejaran.
Llegó pronto una patrulla. Más que agarrar a los dos malhechores, pidieron los documentos y les interesaba más el número de placa, Para que actúen hay que ir a presentar la denuncia, se pierde todo el tiempo del mundo.
No se aprovechó el tiempo, los policías no tienen una acción contundente y rápida.
Un anciano sabio comentó espontáneamente: son de los mismos. Otros ciudadanos que piensan han expresado: son ellos mismos.
Les interesa más el papeleo, los trámites burocráticos que detener a los criminales y hacer justicia. Importan más los trámites que la justicia y la vida y bienes de los ciudadanos. Es la viciada burocracia como forma de corrupción.
Vivimos en un estado fallido, no nos rigen los gobernantes con la ley. No hay estado de derecho. Es la ley de la violencia apoyada en extorsiones (cuotas), asesinatos.
Es parte de la corrupción en la que estamos hundidos, que infecta la vida nacional, la economía, finanzas, gobierno, que nos tiene postrados.
Es una situación enfermiza y débil. No nos podemos tener en pie y queremos apoyarnos en los Estados Unidos, que nos resuelvan nuestros problemas.
Nos han hecho un pueblo miserable que pide limosna a los gringos, que se humilla y renuncia a su dignidad y autonomía.
Una responsabilidad grave y decisiva de esta postración es de quienes han gobernado al país y de quienes lo gobiernan ahora.
¿Cuándo se preocuparán del pueblo pobre para hacerlo crecer y ser nosotros mismos, para tener la fortaleza y sabiduría para resolver nuestros problemas? En este momento es inaplazable que sanen nuestras heridas, que paren el estado de indefensión y vacío de poder. La tarea es para hoy, para este momento. Se requieren acciones y resultados, no discursos fantasiosos y falaces.
Por eso dependemos tanto de El Norte y queremos que sus negocios y sus remesas nos resuelvan nuestros problemas.
La política adversa y perversa de Donald Trump debe convertirse no en un problema sino en una oportunidad, en un remedio amargo pero saludable para dejar nuestra dependencia y tomar en nuestras manos nuestra suerte.
Porque somos un pueblo débil y vacilante en economía, producción que repercute en el desempleo y la informalidad. No somos “suficientes” como quería Don Vasco de Quiroga, no somos un pueblo adulto con los medios propios para trabajar y ser autosuficientes y autónomos.
Los del crimen van a seguir golpeando porque tiene el control de la situación y no hay policía que mantenga el orden y defienda a los ciudadanos honestos. En vano les estamos pagando a los policías y trabajadores del poder judicial.
La policía no es eficaz, no da resultados.
Los gobernantes nos han llevado a esta situación, han permitido esta situación. No aplican la ley, no castigan a los criminales ni siquiera como lo pide el sentido común de justicia. Sus laberintos legales protegen a los criminales, los sueltan.
Muchos gobernantes no se deslindan claramente del crimen organizado. El pueblo tiene la percepción de que hay protección para los malvados y complicidades por lo general.
Han sido permisivos, no meten al orden a quienes atacan impunemente, quienes toman las vías públicas, desquician la ciudad, impiden el libre tránsito y la realización de las actividades. Así roban automóviles y los queman ante la complacencia de las autoridades que contemplan con los brazos cruzados el vandalismo, los crímenes. Les conceden sus exigencias a quienes atentan contra bienes fundamentales como la educación, el orden público, el servicio a los clientes.
El mal se hace viral. Se multiplica, se diversifica por la actuación remisa de quienes buscaron el poder.
Las autoridades promueven con su actitud el crimen, alejados del sufrimiento de la gente, en su discurso falaz, en la realidad virtual y política, privilegiada en que viven.
Los criminales han entendido el mensaje y el crimen es el que manda, estamos en la dictadura del crimen. La iniquidad se ha adueñado del poder.