Santiago y el Rufo
La Constitución del 57 en su artículo 10º. Dice así: Todo hombre tiene derecho de poseer y portar armas para su seguridad y legítima defensa.R- Guarf, guarf, guarf, no cabe duda, mi Santias, los constitucionalistas del 57 eran brillantes, no unos pendejos oportunistas como los que ahora tenemos.S- Acuérdate, perro, debes decir, salvo honrosas excepciones.R- Auuu, ¿Cómo cuales, mi Santias?S- No lo sé, mi Rufo, no se tanto, pero seguro, cuando menos debe haber un legislador que no sea pendejo ni oportunista como Lalo Sanchez.R- Grrr, ¿mexicano?S- Ya deja de moler… ¡Sí, mexicano! Pero retomemos el tema ¡Nunca debimos permitir el claudicar de nuestro derecho a defendernos!R- Guauuu, que finalmente es lo que hacen los gringos y que tanto les criticamos: el permitir a su pueblo el comprar libremente armas para su defensa.S- ¡Tienes razón!, perro, pero no sería suficiente tener armas. En México el gobierno es una nulidad para defendernos, las instituciones de seguridad son inútiles y corruptas, además, las leyes están en contra del ciudadano que se defiende.Dale un tiro a un ladrón que se mete a tu casa y veras que te sucede, se acabó la tranquilidad en tu vida, a partir de ese momento eres criminal, te van a extorsionar a través de toda la cadena de aplicación de (in)justicia, empezando por si tienes o no derecho a tener un arma. Y es que el principio de derecho a defenderte no lo adquiere el individuo, lo adquiere el arma, lo que es una estupidez, a como están las cosas, todos deberíamos portar armas como en el lejano Oeste, para podernos defender en todo momento de un asalto o de un secuestro. Ese era el espíritu de la Constitución Mexicana de 1857: El del derecho personal a defendernos y defender nuestras propiedades y a nuestra familia.Hoy cualquier pendejo con un arma, puede atentar contra tu integridad y la de tus familiares y amigos, por una simple razón, el delincuente tiene, por incapacidad, omisión o complicidad, el derecho a portar armas ¡Tu no!S- Entiendo eso, mi Rufo, pero lo que propones nos llevaría al caos.R- ¿Maaas?, guarf, guarf, guarf, no me hagas reír, mi Santias, que traigo mis perrunos labios partidos; el caos es hoy una realidad, pregunta en Monterrey. Y sí, no tengo duda, al principio el índice de violencia aumentaría, ya que los malandros tratarían de imponer su ley a sangre y fuego. Pero una vez que vivieran en carne propia la respuesta ciudadana a balazos, se les acabaría lo valientes, no hay borracho que coma lumbre.De no hacerlo, las alternativas son dos: 1.- Agachar la cabeza y vivir de rodillas, lo que no acepto, 2.- La que hoy vivimos, depender de gobernantes corruptos e ineptos, salvo honrosas excepciones, que dejan las instituciones de seguridad en manos de gente que no da resultados, a quienes defienden a sangre y fuego, ¿verdad Felipe?S- Insisto, ese no es el camino,… aunque comparto que no es aspiración de vida el perder libertad y vivir de rodillas sojuzgado por delincuentes.R- Grrr, mi estimado humano, me recuerdas al que está enfermo, pero no toma la medicina porque es amarga. Aquí no hay más que de dos sopas, o la tomamos o la derramamos; o nos defendemos o nos agachamos. Deja y cito a Gregorio Ortega en Eje Central: “El combate al narcotráfico requiere de un gobierno fuerte y, para ello, en México hay que restablecer el Estado. Creo que tiene mucha razón Enrique Iglesias, doctor honoris causa de nuestro instituto. Él afirma que los experimentos neoliberales debilitaron al Estado como institución y su capacidad de detener los males sociales. Sin un Estado sano y fuerte, México no podrá parar el avance de los cárteles de la droga...” Yo añado, nunca tendremos un Estado fuerte, sin una ciudadanía que asuma y exija.En otras palabras, esto no se va a dar solo, mi estimado humano, necesitamos trabajar y luchar y necesitamos de la concurrencia de todos en una lucha de todos. Y no veo como es una lucha de todos, cuando los malosos traen pistola y los buenosos tenemos prohibido el portar armas, cuando tenemos leyes que nos lesionan cuando intentamos defendernos y cuando tenemos que defendernos de los criminales y de los policías, y de los jueces,… porque están revueltos.Deja y te comparto una historia narrada por Sergio Sarmiento: Un hombre se enfrentó a tres asaltantes en un autobús que iba de Indios Verdes a Teotihuacán por la autopista México-Pachuca. Desarmó a uno de los asaltantes, mató a los tres y huyó. Si se hubiera quedado, habría sido detenido. Para los usuarios del transporte público asaltados constantemente es, sin embargo, un verdadero héroe (Para la policía un fugitivo).Esta es nuestra realidad, si nos defendemos, terminamos presos y caemos en la extorsión de nuestros procuradores de justicia, lo que es una aberración que nadie atiende. Urgen leyes acordes con la realidad de la inseguridad, como urgen legisladores comprometidos con servir, porque, hoy, la mayoría no sirve. Así de sencillo.Un saludo, una reflexiónSantiago Heyser Beltrán