?El General?
El lunes 22 del presente, en el programa El Mañanero, Brozo narró la historia de un empresario que después de pagar protección durante meses, fue amenazado por el narco de que tenía que entregar sus empresas e irse… El empresario acudió a un General para lograr una cita con el capo… El General aceptó conseguir la cita a cambio de dos millones de pesos. Los recibió y consiguió la cita, en donde el empresario fue emplazado de nuevo por el capo, para que entregue sus empresas y se vaya.Ante el fracaso de la cita, el empresario fue a reclamar sus dos millones, a lo que el General contestó, yo cobré por conseguir la cita, no por arreglar el asunto… Este asunto, narra Brozo, tiene menos de un mes…No soy experto en derecho, pero se me ocurre que la PGR tiene ahí testimonio de una denuncia en contra de un General ligado con el narco… ¿Investigará?, digo, porque el jefe del General es el Supremo Comandante de las Fuerzas Armadas, el Sr. Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, Presidente constitucional de México, haiga sido como haiga sido...Pero el tema de hoy no es la corrupción de algunos miembros de las fuerzas armadas, cuyo negro historial se remonta a su fundación; recordemos la traición del General Obregón a Carranza, o el inolvidable General Hermenegildo Cuenca, señalado de la guerra sucia bajo el mando de Echeverría y en tiempos modernos, la liga con el narcotráfico del General Gutiérrez Rebollo. El punto es que también, históricamente, las Fuerzas Armadas han contado entre sus filas a verdaderos garantes de la institucionalidad y el estado de derecho que han dado a la República la fuerza necesaria para su consolidación y progreso; recuerdo con respeto y nostalgia al General Clemente Vega, quién rechazo actuar fuera de la constitucionalidad durante el foxiato.Esto me lleva a la narración de Julio Scherer García, en su libro: Parte de Guerra (Tlatelolco 1968), editorial Nuevo Siglo - Aguilar, escrito junto con Carlos Monsivais, en donde narra un monólogo del General Javier García Paniagua: Mi moral es la de un soldado, decía. Así fui educado. Respeto a las instituciones y lealtad al superior. No sé más. Pero con esos materiales se construye un hombre acreedor a la confianza. Me alejé de la política, porque me alejé de los personajes que la procuran para su provecho. Veo lo que a nadie se le oculta: rapiña o engaño, rapiña y engaño. La banda presidencial es ya solo una seda hermosa.Triste pero verdadera la apreciación del General respecto al uso y abuso de la investidura presidencial, en mi opinión, práctica hoy vigente… También narra Scherer: Siempre claridoso; (García Paniagua) expresó que los hombres en el poder lo habían llevado al desengaño. A mi también…Hago referencia a lo escrito por Julio Scherer del General Javier García Paniagua, porque creo que hoy México necesita de generales con las convicciones expresadas, militares que se ganen nuestra confianza, confianza que, como ciudadano mexicano, no me brindan ni el Presidente Calderón, ni el General Secretario Guillermo Galván, quien expresó en su discurso del Día del Ejército el 19 de febrero del 2010:“…El Ejército Constitucionalista surge como parte sustantiva de esta inercia transformadora. Sin embargo, su sólo nacimiento no era suficiente. El país convulso demandaba darle cause al cuerpo armado para convertirlo en garante de su seguridad y defensa.”Bello el discurso del General Secretario, pero lejano de la verdad o cuando menos, lejano de la realidad. Hoy el Ejercito no es garante de nada, ni preserva la justicia (recordar alumnos asesinados del ITESM), ni la igualdad (50 millones de pobres), ni es garante de la seguridad (50 mil muertos y contando), ni defiende nuestras fronteras (Rápido y Furioso).Vuelvo al discurso: “Nuestro origen genuinamente popular, el reclutamiento voluntario y la incuestionable subordinación a la autoridad civil investida en el señor Presidente de la República, fueron también elementos contribuyentes…” Aquí, en mi opinión está el quid. El ejército “Constitucionalista” no nació para obedecer al Presidente en turno, nació para preservar la República y salvaguardar la Constitución y las leyes emanadas de ella; al dejar de ser garante de la Constitución, gracias a los pinches congresistas, El Ejército se convirtió en un apéndice del ejecutivo al servicio de intereses políticos y particulares, muchas de las veces putrefactos. No es de sorprender entonces, el ver a nuestras Fuerzas Armadas coordinarse bajo el mando de generales extranjeros (Comando del norte - www.northcom.mil), a pesar de actos de guerra, como la venta de armas a delincuentes mexicanos y las operaciones de contrabando asociadas.¿Mi conclusión?... Que a México le urge la voz y el compromiso de verdaderos generales cuya prioridad sea México y de ciudadanos vivos, actuantes y nacionalistas que respalden a su ejército y defiendan a sus instituciones,… o nos lleva el carajo ¡Así de sencillo!Santiago Heyser BeltránEscritor y soñador