El Michoacán otro o el Michoacán ampliado
Acabo de regresar de Chicago y los centros de población adyacentes. Es un pueblo que vive con sufrimiento y alegría al mismo tiempo. Sufren por los problemas de inmigración y de empleo. Hay alegría porque la vida continúa, renace en otras tierras con sus luchas y logros como la aprobación del dream act: las dos cámaras han aprobado la ayuda económica a los estudiantes, hijos de mexicanos. Esperan que el gobernador firme uno de estos días. Los emigrantes y los que quedamos vamos arrastrados en el ojo del huracán de los cambios culturales, globales, a caballo sobre dos culturas. Debemos orientar el cambio y no dejarnos arrastrar. Debemos marcar la nueva cultura con nuestros más profundos valores de vida. Inmigración no sólo significa dolor, separación y peligro de muerte, también significa vida en otra tierra, donde renace bulliciosa, apasionante, dinámica. Acabo de regresar de una visita a los hermanos de allá, a la gran comunidad católica, la Casa de Michoacán, la Federación de Clubes de Michoacán. Bajo la superficie de la fiesta, de la alegría del encuentro y del comentario vital hay un dolor larvado, preocupación, dificultades. Debajo de las notas de la banda hay un dolor secreto, sus metales lloran al interpretar Arriba Pichátaro, Camarón pelado. Es el contraste, la paradoja de la gestación y alumbramiento de una nueva cultura. Viven en búsqueda entre dos culturas, la originaria de México y la nueva de Estados Unidos donde se mezclan y se cruzan los pueblos. En una parte de Chicago, después de la gran mayoría de mexicanos, la segunda población son los polacos, otro pueblo hondamente católico. La fiesta tuvo conferencias de alto nivel, expresiones de cultura popular: la Danza de Viejitos, alegres, rítmicos, el torito de petate, las carnitas, el compartir de los alimentos. Brotando de veneros hondos, milenarios de la cultura mestiza mexicana, se manifiestan las tradiciones mexicanas, la número uno, la Virgen de Guadalupe. El Cerrito va tomando proporciones de un gran santuario. Un inicio modesto, un cerrito artificial como casi todo en Estados Unidos, una imagen en ese lugar. Lo recuerda Rosa Arreola, presidenta del Club de Acuitzio, participo en los inicios, tenía 14 años, una historia honda, bella. Ahora ya congrega cientos de miles de creyentes y se tiene en proyecto un gran santuario. Así lo comenta el sacerdote moreliano Marco Antonio Mercado, responsable de la pastoral de los hispanos en la Arquidiócesis de Chicago. Ahí fue la fiesta el domingo pasado con una misa abierta, participada por una multitud festiva. El proyecto tuvo su inicio en la fe del pueblo, con el apoyo del Padre Smith, ha crecido maravillosamente, a pesar de las inclemencias del tiempo. Dos mil personas lo visitan semanalmente, para las fiestas de la Virgen de Guadalupe son más de cien mil. Es un destello de la vida del otro Michoacán, la otra parte de la familia que peregrina en el Norte. Viven una realidad paradójica, fuerte, maravillosa, con el empuje tremendo de la nueva cultura que nace. Es parte de un fenómeno global, la humanidad no detiene su historia de peregrinación, desde la mítica peregrinación de Aztlán hasta la laguna donde se posó un águila, las migraciones de Europa y otras muchas, incesantes. Es un éxodo que se acentuó en México que inició un gran movimiento de migración al Norte para darle vida y una cultura nueva. El rostro de la humanidad, su manera de vivir ha cambiado, las fronteras raciales y geográficas han desaparecido: un chico amigo tiene como novia una hermosa jovencita anglosajona, tez muy blanca y ojos muy azules. Su hermana que va a ser maestra de secundaria y ya practica: el ochenta por ciento del salón son mexicanos. Ella comenta que en tres Estados los diputados latinos son mayoría. Esto sucede en un país donde su presidente es afro americano, algo impensable e insoportable para los anglosajones racistas. La gran familia de Michoacán es ahora transnacional, transcultural. Debemos ampliar la mirada. La familia somos los que quedamos aquí y los que han levantado el vuelo y viven allá. En la conformación de la nueva cultura debemos marcarla con lo mejor de nosotros mismos. Debemos rescatar los más altos valores de la preciosa cultura michoacana, los artísticos, los filosóficos, los [email protected]