Perfiles
El jueves 26 se cumplirá un año del llamado “Michoacanazo”. Están libres los 35 servidores públicos que fueron detenidos y vejados por fuerzas federales atendiendo una orden al más alto nivel del gobierno federal. Prevalece la idea de que el masivo arresto, previo a las elecciones federales de julio, fue un complot político contra el gobierno del estado y su partido y pretendiendo favorecer al PAN, partido al que pertenece el presidente de la República, por cierto michoacano. Con motivo de ese primer aniversario, de tan amargo suceso, los afectados directos participarán en actos diversos a desarrollarse en la capital del estado, y puede que los hagan itinerantes, por lo menos en los puntos donde radican los afectados. El gobernador Leonel Godoy se quejó fuerte desde un principio de que las fuerzas federales violentaron la autonomía estatal y reclamaba una disculpa del gobierno calderonista. Ayer recordó Leonel Godoy que no ha habido tal y que la seguirá esperando “hasta el último minuto de su mandato”. Pero se antoja que hay riesgo de segundo “michoacanazo”. Aunque aisladas, hay voces de resonancia nacional que advierten que las elecciones de noviembre podrían ser suspendidas “por la inseguridad que priva en el estado”. Tan en serio se toman las versiones, que el gobernador Leonel Godoy ya salió al paso desmintiendo tales riesgos y precisando que no hay razones para que cambie el rumbo del proceso electoral por tan temerarios conceptos. Sin embargo, creo que hace falta ir más allá de lo que afirma el gobernador Leonel Godoy. Si el gobierno federal tuvo la osadía de aplicar el “Michoacanazo I”, se antoja que puede repetir la dosis “escurriendo” la advertencia justamente a un año del primero. La diferencia sería que el segundo episodio estaría afectando a todos los michoacanos, sí es que realmente hay la trama para intentar suspender el proceso electoral de noviembre próximo. Se antoja necesario que partidos políticos, los sectores y la sociedad misma alce su voz para evitar la descalificación de que sería víctima el estado al juzgarlo como el primero en el país que se convulsiona por la inseguridad. Los ciudadanos comunes no estaremos en condiciones de poder y saber medir los grados de inseguridad que priva en Michoacán, pero seguramente muchos no compartimos la idea de que somos la excepción de tan singular cuestión. Javier Sicilia, escritor y poeta mexicano, ha puesto el dedo en la llaga en cuanto a reclamar seguridad y un cambio de rumbo en el combate a la delincuencia. Puede ser tomado como ejemplo. Suspender las elecciones sería lo más aberrante que pudiéramos sufrir los michoacanos, y no me refiero a que se aborten las intensiones de los políticos y sus partidos, sino el trato inmerecido para los michoacanos todos. BARRERAS DESTAPADO. El aún secretario municipal, Manuel de Jesús Barreras Ibarra, fue “destapado” por segunda vez como precandidato a la alcaldía porteña. Recordemos que el primer destape fue en la voz del ex alcalde Adolfo Tovar y su movimiento Izquierda Social Democrática del PRD. El pasado jueves Barreras fue objeto de un segundo destape que refuerza sus aspiraciones personales y las de los grupos que lo apoyan. Lo del jueves estuvo a cargo de la corriente política que detenta el poder municipal. Fue precisamente el tesorero Roberto Campos quien, con la sangre agolpada en el rostro, dijo a la nutrida concurrencia que “declinaba” a favor de Manuel Barreras Ibarra, lo que mereció al aplauso de los presentes. Campos ha sido, sigue y seguirá siendo el “hombre fuerte” de la administración. Claro, mientras tenga el control de los recursos, que dicho sea de paso, puede ser el área clave para el manejo del poder, pero se requiere mucho más que eso para no perder el rumbo y Campos Vega ha demostrado no perder el piso ni el control de las cuerdas de la política. Como en todo, el destape de Barreras por los “marianistas” tuvo sus bemoles. El líder sindical José Abarca reclamó a el ex alcalde Tovar que días antes se hubiera pronunciado por Barreras. Tan sorprendió a todos por su bateo fuera del campo, que nadie de los presentes atinó a comprender el significado de tan simplista intervención. De ahí en fuera, se llevaron las palmas principalmente Roberto Campos, el propio Manuel Barreras, el regidor Humberto Soberano y hasta una humilde mujer que se confundió de foro pues reclamaba mala atención de la administración. Cuentan que José Abarca provocó desaprobación total a lo que dijo, pero el que arrancó risas fue el ex alcalde y ex diputado Manuel Santamaría. Y es que se atrevió a condicionar su participación por la diputación local. Acepta ser precandidato a diputado siempre y cuando los aspirantes que se registren hagan campaña juntos y de la mano. Le cuestionan si ya no está tan seguro del “Tú ya me conoces”. O tiene temor a que lo conozcan mucho o a que ya pocos lo recuerden, comentan algunos de los asistentes. Bien y de Buenas. Los dos punteros para regidores siguen sumando fuerzas. Filiberto Castañeda, más conocido en la costera como el “Tribi”, recibió espaldarazos hasta en la reunión del Moduc celebrada en Morelia, en tanto que Juan Alberto Obregón, jefe de Tenencia de Las Guacamayas, le fue muy bien con más de un centenar de dirigentes de colonias de su demarcación. El pasado sábado se notó esa fuerza del joven político y las cosas le están saliendo de maravilla y lo demuestra en su semblante. Felipe Martínez, delegado de Tránsito, le apuesta a los muchos amigos y ya lo ven en la planilla como candidato. Otro que anda bien posicionado es Jorge Sánchez, el único que hizo caso al alcalde desde su tercer Informe, cuando invitó a que renunciaran los que quisieran buscar espacios políticos y desde entonces, fuera de la nómina municipal, Jorge anda sumando adeptos. Para la diputación, el regidor Humberto Soberano sigue a la cabeza de los pocos pretendientes del cargo en el Congreso. HASTA LA VISTA